¿Recuerda
usted que en este espacio le hablé de la queja de muchos de las damnificados
por Manuel e Ingrid en la zona del estado de Guerrero, con respecto a que en la
mayoría de las despensas que se les hacían llegar ya fuera por parte de los
tres niveles de gobierno o de empresas privadas o grupos de ayuda a la sociedad
civil, se incluían latas de atún, un alimento al que no están acostumbrados y
que por lo tanto prácticamente no lo consumían?
Pues resulta que después de años y años de que se han
aplicado programas de apoyo alimentario para familias indígenas que viven en
estados como Oaxaca, Chipas y el propio Guerrero, hasta ahora se dan cuenta no
consumen la leche en polvo porque “les hace mal”, según reconoció hace unos
días el director general de Liconsa, Héctor Pablo Ramírez.
Liconsa tiene 70 años y es la leche el principal
alimento que esa empresa del gobierno federal distribuye para apoyar a familias
que viven en las áreas urbanas y rurales marginadas.
Pero en todo ese tiempo, no habían reparado en que a
nuestros indígenas les indigesta la leche en polvo que distribuye licencia y,
por si fuera poco, la mayoría de los potenciales beneficiarios no tienen ni
siquiera los 4.50 pesos que cuesta el litro de leche en polvo.
Además, en muchas comunidades indígenas, el problema
del agua potable es algo serio y es un elemento escasísimo, por lo que sus
habitantes la piensan dos veces para elaborar la leche en polvo, agregándole
agua.
Por ello, prefieren consumir el tradicional refresco,
por lo general el de 2 litros, que ni nutre y de su consumo pueden derivarse
una serie de problemas, como el sobrepeso, la diabetes y las caries dentales,
entre otros.
Alguien dirá que por qué preocuparse por los indígenas
si ellos están acostumbrados al consumo de los refrescos.
La realidad es que las enfermedades que ese consumo
pueda generar, requieren de atención medica-hospitalaria y eso representa un
fuerte gasto para los tres niveles de gobierno.
Según el director general de Liconsa, algo de lo que
debe hacerse para ayudar a la solución del problema, es que se priorice el
consumo de leche materna hasta los 6 meses de edad e incentivar el consumo de
la leche en polvo que distribuya la dependencia a su cargo.
Habría que buscar otras alternativas más porque al fin
y al cabo, quienes viven en las comunidades indígenas son mexicanos y mexicanas
con todos los derechos y obligaciones que establece la Constitución General de
la República.
En cuanto a priorizar el consumo de leche materna, tal
vez debería hacerse obligatorio porque está más que probado que aquellos
infantes que la consumen en un tiempo regular, suelen no ser enfermizos.
Mi esposa y mi hija tomaron leche materna, no seis
meses sino ¡seis años!, en distintas épocas, desde luego y la verdad sea dicha,
pocas, muy pocas veces se enferman.
La lectura es vida, lo demás…es lo de
menos…hzr@prodigy.net.mx
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