domingo, 14 de febrero de 2010

Mismos objetivos, pobres resultados

Si en el fondo todos los partidos políticos en México buscan lo mismo entonces ¿por qué no se ponen de acuerdo?
El pasado 9 del mes en curso, se publicaron a dos planas las agendas legislativas de los siete partidos que están representados en el Congreso de la Unión.
Si usted las lee, se dará cuenta de que tienen los mismos propósitos, aunque con matices diferentes, como es obvio al tratarse de partidos disímbolos en su ideología.
Pero todos quieren un México mejor, un México diferente, un México pujante.
¿Y entonces?
Para empezar eso del Congreso de la Unión sólo está en el membrete.
Las dos cámaras, la de diputados federales y la de senadores, están ubicadas en sitios distintos.
Habrá quienes lo justifiquen argumentando que esto obedece a la modernidad del Congreso federal y que las condiciones del país son harto diferentes a las que se vivían cuando se determinó crear el Congreso de la Unión.
¿Cuántas veces se habrán puesto de acuerdo los legisladores federales de los distintos partidos?
Sería interesante para quienes les gustan las estadísticas que se dieran a la tarea de encontrar las ocasiones en que, en asuntos de vital interés para el partido, todos emitieron su voto a favor de equis o zeta iniciativa.
¿Cuántas iniciativas duermen el sueño de los justos, cuántas están congeladas en ese gran congelador que se llama Congreso de la Unión?
¿No es tiempo ya de dejar atrás las diferencias y buscar las coincidencias?
Este año está terminando la primera década del presente siglo, del presente milenio.
Pero también se estarán celebrando los 200 años de nuestra Independencia.
Japón quedo prácticamente destruido durante la II Guerra Mundial y en medio siglo se recuperó de sus heridas.
Lo mismo sucedió en Alemania.
¿Y México?
Hay que hacer a un lado, pero de verdad, la mezquindad y el importamadrismo.
Hay que sumar y no restar.
Hay que multiplicar y no dividir.
Por encima de las diferencias ideológicas y partidarias están los intereses del pueblo mexicano.
Ese pueblo que ve con impotencia cómo se pierde tiempo en discutir banalidades y en anteponer los intereses personales o grupales a los colectivos.
México es una nación que tiene grandes recursos, materiales, naturales y humanos.
¿Por qué no hemos sabido aprovecharlos?
Bueno, la triste realidad es que sólo unos cuantos son los que se aprovechan.
Tenemos años luchando contra la tala clandestina de árboles, contra el contrabando, contra la corrupción, contra todo y no avanzamos.
Somos como la burrita Aquimichú: dos pasitos pa´delante y dos pasitos para atrás.
Los mexicanos no somos disciplinados ni ordenados.
Ese es uno de nuestros problemas torales que lastran nuestra superación personal y en consecuencia el desarrollo del país.
Hay que cambiar ¿o no?
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx

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