El laureado actor y director de cine, Mel Gibson regresa a México en estos días con un nuevo proyecto fílmico cuyo tema central está relacionado con el tema de las cárceles.
En días pasados, Gibson visitó el estado de Veracruz donde observó una antigua prisión en la que se va a filmar varias escenas de su nueva película. Unas 750 personas, entre ellos algunos que realmente estuvieron presos por alguna causa, hicieron casting para desempeñar el papel de los recluidos en la cárcel.
El tema de las prisiones no es nuevo en el cine, desde luego, pues hay una gran cantidad de películas hollywoodenses que han girado sobre esa temática y también en nuestro país, los cineastas nacionales han abordado el tema.
En el caso de Mel Gibson, dado su reconocido prestigio internacional, seguramente que este nuevo filme será exitoso.
Hablo del tema porque el miércoles 10 de febrero, leí una información relacionada con el sistema carcelario de Austria que es un modelo que ha dado buenos resultados y que lo presumen los austriacos.
Desde 1970, esa nación europea, llevó a cabo una reforma penal modernizándose las prisiones a grado tal que estas son un último recurso en los asuntos judiciales penales.
Más que cárceles, sus prisiones parecen hoteles.
Y ese es precisamente el objetivo de la reforma, porque para la justicia austriaca la mejor manera de reformar a un delincuente es no llevarlo a prisión.
Por ejemplo, a las personas que delinquen por primera vez, los llamado primodelincuentes o que cometen delitos menores, se les plantean diversas alternativas como el pago de multas, hacer labores sociales o pasar en prisión sólo las noches.
Cuando se dio la reforma penal, Austria ocupaba el nada honroso primer lugar con más presos por habitante entre las naciones europeas. En tan sólo una década, dejó ese casillero y se ubicó como una nación modelo en materia penitenciaria.
Allá, anualmente se revisan los casos que conllevan penas más severas, para evaluar si las sentencias siguen siendo necesarias.
Es ocioso decir que los casos en que personas inocentes están purgando una pena, son prácticamente inexistentes.
Todo lo contrario de lo que sucede en México.
¿Cuántos de los prisioneros o prisioneras que actualmente purgan una condena en las cárceles mexicanas son inocentes?
“Cuando Laura, empleada de una pequeña empresa de costura, salió de trabajar, recogió unos cierres descompuestos del bote de la basura. Una supervisora la vio y acusó de robo, por lo que fue sentenciada a seis meses de prisión”.
“En mayo de 2009, Ignacio y su esposa Inés fueron sentenciados a dos años de prisión y una multa de 12 mil pesos, luego de que hurtaron de un estacionamiento público, un carro de supermercado. Días antes de ser arrestados, Inés había sufrido un accidente que la dejó discapacitada; sin recursos para acceder a un servicio médico o una silla de ruedas, la pareja sustrajo el carro, propiedad de una tienda de autoservicio y cuyo costo no superaba los mil pesos, para utilizarlo como medio de transporte. La situación de la pareja, que se ganaba la vida limpiando parabrisas no fue tomada en cuenta por el juez; por el contrario este impuso su sentencia a ambos: a Ignacio por sustraer el carro y a Inés por apoyarlo”.
En cambio ¿cuántos verdaderos delincuentes no andan tan quitados de la pena en las calles?
Aquí, el poderoso caballero es don dinero, suele ser el salvoconducto, muchas veces, para no pisar la cárcel.
Los poderosos, económicamente hablando, los que tienen palancas políticas, los que tienen parientes encargados de impartir justicia, etcétera, no conocen la cárcel y si acaso llegan, es por unas horas, o unos días.
¿Cuánto le cuestan al gobierno mexicano en sus tres niveles, la operación de todas las cárceles del país?
Ya se han hecho intentos por modificar las prácticas carcelarias, la creación de los llamados Centros de Readaptación Social fue una forma, pero no se han logrado resultados positivos.
Las cárceles suelen convertirse en universidades para delincuentes.
Aspirar a un sistema carcelario como el de Austria, ni en sueños, pero al menos creo que las autoridades judiciales mexicanas deberían intentarlo.
¿No cree usted?
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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