martes, 29 de junio de 2010

Temas y...la guerra sucia

Aquello de que Jalisco nunca pierde y cuando pierde arrebata, parece que se aplica con mucha frecuencia en el ámbito político-electoral.
Los mexicanos hemos encontrado en la llamada guerra sucia, una fórmula, supuestamente eficaz para ganar y si no para arrebatar.
Es cierto, nadie debería asustarse por la utilización de la guerra sucia en las campañas electorales.
Eso se hace en otros países.
Y desde hace mucho tiempo.
Lo que sucede es que aquí en México, la guerra sucia la llevamos a los extremos.
En las elecciones del 2006 alcanzó niveles sorprendentes al grado de que al entonces candidato de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador se le estigmatizó como un peligro para México.
En la elección federal y las elecciones locales que se celebraron el pasado 5 de julio del 2009 también la guerra sucia fue una herramienta que se utilizó para desacreditar y dañar la imagen de los contrarios.
Rumbo a las elecciones de este próximo domingo en 14 entidades del país, otra vez la guerra sucia es la que ha permeado.
No hay nada propositivo, sólo señalamientos negativos y en algunos casos hasta ofensivos.
Y todos la practican.
Sean tricolores, blanquiazules, negoramrillos, rojoamarillos, verdes, etcétera.
Los electores, sólo somos simples espectadores.
No se nos ofertan proyectos que sean una alternativa a los problemas que a todos nos aquejan como sociedad.
Y eso es lo que realmente se necesita.
Perdemos el tiempo en discusiones banales y subjetivas, cuando lo que requerimos es que todos nos pongamos las pilas y busquemos cómo salir de la crisis.
¿Cuál crisis?
El fin de semana pasada escuché a un familiar que tiene una pequeña empresa, quejarse de que por primera vez está enfrentando problemas de liquidez para cubrir la nómina de sus empleados.
Que el efecto de la primera ola crítica ya pasó, puede ser verdad, pero los efectos colaterales y las demás olas que vienen detrás, son las que ahora nos están golpeando con fuerza.
Y a eso es a lo que tenemos que enfrentarnos.
Cierto que nuestras diferencias debemos dirimirlas en las urnas, pero no con guerra sucia y mucho menos con balas y misiles, sino con ideas, propuestas y proyectos.
En México llevamos ya dos décadas perdidas.
Toda una generación.
Y parece que vamos por más.
Los asuntos torales del país que se hagan a un lado, lo banal y lo superficial, hay que discutirlo, son las ideas que permean en la sociedad mexicana.
¡Qué desgracia!
Estamos a menos de dos años de una nueva contienda electoral presidencial.
Y la guerra sucia ya está contaminando ese proceso.
Lamentablemente.
Como sucedió con las campañas que a mediados de esta semana terminan en las 14 entidades donde habrá elecciones el próximo domingo.
El problema, es que con la guerra sucia, todos salimos ensuciados.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx

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