No se si usted sepa que en Estados Unidos de América, quien asume el cargo de presidente de esa gran nación lo hace tomando protesta ante una Biblia.
Eso significaría que los norteamericanos le dan una gran importancia a lo que dice este que es el libro más vendido de todos los tiempos.
Y si los gringos le dan ese nivel de importancia a la Biblia, a grado tal que ante ella juran cumplir su encargo los presidentes de ese país, quiere decir que creen a pie juntillas en el contenido de ese documento religioso.
Y si allí dice que David mató al gigante Goliat, utilizando un honda con una piedra, pues entonces las autoridades norteamericanas deben creerlo.
Y tan lo creen que para ellos las piedras son proyectiles mortales.
Así lo ha dicho el departamento de Inmigración al justificar el asesinato del joven mexicano David Hernández allá en Ciudad Juárez, Chihuahua hace unos días a manos de un agente de Migración o de la Border Patrol.
A los agentes de esa corporación que vigila la frontera con México se les dice cuando toman los cursos para ocupar esos puestos, que las piedras pueden ser mortales.
Por ello, el agente de Migración que disparó cuando David y sus amigos huían hacia el lado mexicano, lo hizo porque se sintió amenazado pues los jóvenes juarenses le empezaron a arrojar piedras.
La suerte jugó en contra de David y la tragedia enlutó su hogar y provocó el enojo de millones de connacionales.
Apenas unos días antes, un grupo de agentes de Migración habían asesinado también, sin misericordia a Anastasio Hernández al resistirse a ser deportado a México pues llevaba viviendo más de 25 años en el condado de San Diego en calidad de indocumentado.
Los dos casos, son ya parte de la estadística de la muerte violenta de seres humanos que no tienen otro pecado que el querer entrar al vecino país del norte no tanto por el sueño americano sino por ganarse unos dólares para alimentar a sus familias.
Estados Unidos de América es una gran nación, pero sus dirigentes políticos nunca han entendido que a esa grandeza han contribuido millones de compatriotas que se fueron a rifarse el físico a ese territorio, del que gran parte fue nuestro, hasta el siglo antepasado.
Los mexicanos que van al vecino país del norte no lo hacen con el propósito de ir a cometer algún crimen. Lo hacen por necesidad. Porque aquí no encuentran empleo o los que tienen no les generan los ingresos suficientes para sobrevivir.
Probablemente, en el caso de David Hernández y sus amigos, estos hayan cometido alguna infracción a las leyes de la vecina nación.
Pero, de ninguna manera, se justificaba el uso de un arma letal para amedrentarlos.
Según la Border Patrol el agente que disparó contra David, se defendió.
Y debe haberlo hecho pensando en que una de las piedras que le arrojaron los jóvenes juarenses podría haberlo matado como sucedió con aquel proyectil pétrido que le lanzó David a Goliat en la mera chompeta.
Cierto que las piedras y sobre todo dependiendo del tamaño, pueden causar daño.
Recuerdo precisamente cuando estaba en la primaria que un día me di un entre con El Toñín un chamaco medio peleonero que luego de darme un golpe a la mala emprendió la graciosa huida pero hete que tomé una piedra y se la arroje sin saber si le hice algún daño.
Cuando llegué a casa mi padre me dio huevito batido –unos cintarazos- porque los padres del Toñín se habían quejado de que le había convertido la cabeza a su hijo en alcancía y el muchacho ni ahorrativo era.
¡Linda cosa!
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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