Desde niño simpatizo con las causas justas. Me gusta estar del lado de los que menos tienen.
No soporto las injusticias.
Defiendo a los que no tienen manera de hacerlo y le doy voz a los sin voz.
Pero también me encabrona cuando en aras de un reclamo social, se cometen abusos.
Como el cometido por un grupo de profesores el pasado 5 de abril allá en el Distrito Federal cuando dañaron una puerta del edificio histórico que es sede de la Secretaría de Educación Pública.
¿Qué necesidad había de cometer ese atropello?
Y no es que defienda a la institución, sino que lamento la actitud de los educadores.
¿Para empezar, qué ejemplo le transmiten a nuestros hijos, cometiendo esas tropelías?
Estoy de acuerdo en que los profesores de mi país deben ser mejor pagados. Sin duda alguna.
Que deben tener mejores prestaciones y que haya más equidad en el sector laboral educativo porque hay algunos que ocupan dos o más plazas y esos sí que son un tanto privilegiados.
No es que crea que no tengan derecho a ocuparlas, sino que no es equitativo que mientras unos pueden comer filete en su mesa, otros no tengan ni para frijoles porque el sueldo no les alcanza.
Pero de allí a que los profesores tengan que recurrir a actos violentos para reclamar sus derechos, hay mucho trecho.
Es cierto que las autoridades, son soberbias.
Que los ignoran, en muchos de los casos.
Pero, como pacifista que soy, creo que se tiene que agotar el diálogo hasta sus últimas consecuencias.
Después, como dijo el clásico, vendrá la guerra, pero es mejor dialogar y concertar que provocar y agredir.
No es, desde luego, la primera vez que algo parecido ocurre relacionado con las protestas de los profesores en la época en que se ventila lo relativo a los aumentos salariales para el gremio magisterial.
Ha habido otros daños, cuando las protestas por aumento salarial.
En el caso de la puerta de la SEP llamó mi atención por tratarse de un edificio histórico y porque creo que no había necesidad de dañarla.
Si los encargados de resaltar e inculcar los valores civiles actúan de esa manera, se me hace una verdadera incongruencia.
Me sumo a sus demandas de mejoras salariales.
Estoy con ellos en la reivindicación de su papel como educadores de México, pero no comparto la idea de que mediante actos como el referido, se pueda dar la solución a sus problemas.
Eugenio Rodríguez Cornejo, es el nombre del profesor al que se la acusa de dañar la puerta que para repararla tendrán que erogarse 380 mil pesos.
Es cierto que fueron más los agresores, pero a él le fincó responsabilidad la PGR.
Hasta el momento de redactar la columna, este profesor permanece recluido en prisión porque no ha reunido el dinero para pagar la fianza.
¿No podrán cooperar todos aquellos que protestaron ese día 5 de abril, de esa manera?
Yo creo que sí.
Y que por favor, como personas preparadas, que tienen la obligación de educar a las presentes y futuras generaciones, piensen muy bien antes de actuar de esa manera.
¿O usted qué opina?
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario