martes, 14 de septiembre de 2010

Temas y...a tono con el grito

¿Qué pensaría usted si alguien le dijera que, como el famoso Conde de Veraguas, a mi general revolucionario Pancho Villa, al ex dictador don Porfirio Díaz y al llamado Siervo de la Nación, nomás NO PARAGUAS y que en cambio, el cura Miguel Hidalgo y Costilla fue todo un garañón, un Gabino Barrera o un Don Juan si no se cuelga los hábitos religiosos?
Estoy, seguro que su reacción sería de incredulidad.
Estos cuatro personajes fallecieron hace muchos, muchos años y en las época que vivieron no podía saberse de esa enfermedad que hoy se conoce como disfunción eréctil.
Pero hay un sexólogo, David Barrios a quien se le ocurrió la puntada de tratar de encontrar cómo fue la vida sexual de estos personajes históricos y, según él, encontró que en eso de hacer el amor no eran unos periquitos australianos que digamos.
El experto en cuestiones de cómo vivir sexualmente bien, se metió a hurgar los libros de la historia, las biografías de estos cuatro personajes y otros más que han quedado registrados como héroes y heroínas y sacó la conclusión de que, mientras que el cura Hidalgo, como las peseras, tenía paradas constantes, a los otros tres les sudaba el copete para lograr ese objetivo.
Es más, por lo que dice Barrios, don Miguel podría haber sido capaz de utilizar su herramienta para traer hijos a este mundo, como si fuera taladro.
Porque como dice el popular Mauricio Meza Rochín alias El Güero Mauricio, a don Miguel se le ponía la cosa aquella como mano de santo.
Es más, las malas lenguas de la época cuentan que cuando lo decapitaron y el resto de su cuerpo fue introducido a un ataúd, este tuvieron que hacerlo especial pues con la famosa erección grado 4 que se aventaba el Padre de la Patria, fue necesario hacerle una especie de joroba, a la tapa del féretro, no a él, desde luego.
Ahora entiendo por qué lo bautizaron con aquello de Padre de la Patria si con esa pistolita podría llenar todo el país de descendientes.
Dice el sexólogo Barros que en lo que encontró sobre las referencias de don Miguel, se dice que lo seguían muchas mujeres y no precisamente para confesarse.
En cambio mi general Francisco Villa, que además de ser famoso por haber sido el único que ha invadido a Estados Unidos de América y por el papel que jugó en la Revolución de 1910, también tenía fama de mujeriego.
Se le contabilizaron relaciones sentimentales con unas 35 mujeres en sus 45 años de existencia.
Pero la triste realidad es que en la cama, no era como en las batallas.
Más bien, batallaba para que se fusil se mantuviera derechito, rígido pues.
Dice el sexólogo Barrios que si Pancho Villa lo hubiera consultado al respecto, le habría diagnosticado que padecía disfunción eréctil secundaria severa, estrés crónico y sobrepeso y que tenía relaciones cada tres días, con deseo, pero con erecciones de grado 1 ó 2 lo cual implica falta de rigidez para mantener la relación.
Y así andaban también don Porfirio Díaz y don José María Morelos y Pavón.
El problema para ellos es que en sus tiempos no había el ahora famoso Viagra ni otras pastillitas que cumplen los mismos propósitos: mantener despierto y bien firme al aparato reproductor del hombre, para no decirlo de otro modo que pueda ofender los oídos castos.
Dice el sexólogo Barrios que en aquellas épocas se hablaba de impotencia o falta de virilidad y que este mal de la vida sexual no se trataba, excepto con remedios tradicionales caseros que a lo mucho tenían efecto placebo, como la ingesta de mariscos frescos, caldo de iguana, ala de tiburón, pollas, ajo crudo y mosca española.
Como puede verse, de cuatro casos analizados de los héroes y villanos de la Independencia y la Reforma tres necesitaban Viagra y sólo uno no lo ocupaba.
La estadística de la Secretaría de Salud dice que en México se consumen mensualmente millones de dosis de la famosa pastilla azul y otros medicamentos similares.
En otras palabras, hay muchos Pancho Villa.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx

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