Alguna ocasión, luego de ver esas extraordinarias historias que se transmiten antes, durante y después del Teletón, al reflexionar sobre cuál de los sentidos causaría más dolor el perderlo, consideré que este es el de la vista.
Eso si, hay quienes han perdido este sentido tan necesario para nosotros pero han logrado sobreponerse y se han destacado en las letras, en la música y en otros campos del quehacer humano.
Allí están, por ejemplo Jorge Luis Borges en la literatura, Ray Charles, Steve Wonder y José Feliciano y Rigo Tovar en la música, por citar a los más famosos invidentes.
Jorgito no ha perdido la vista, pero tiene un problema del oído.
Su mal no es congénito, fue provocado por un medicamento.
Sus padres llevaron un día a Jorgito a una consulta con un médico particular que le recetó Gentamicina, un antibiótico ototóxico que se suponía debía aliviar al niño de una infección de estómago complicada, pero le provocó el problema de los oídos.
Fue hasta que este angelito de Dios entró a la guardería que sus progenitores se dieron cuenta del problema.
“Esto cambió nuestras vidas y todas las expectativas que teníamos hacia un hijo al que nosotros creíamos sano, se derrumbaron. Pero Jorgito es el niño más inteligente, audaz, observador, comunicativo y bueno y hace cosas que a su edad otros niños que están sanos, no hacen”, dicen su papa y su mamá.
No tengo el gusto de conocerlo personalmente, pero sus padres están solicitando apoyo para poder lograr que Jorgito reciba un implante coclear que le permitiría escuchar esos sonidos de la vida que dejó de escucharlos luego de que se le aplicó ese medicamento que le perjudicó los nervios auditivos.
El problema es que, aun cuando los papás de este pequeñuelo ya lograron que una institución altruista los apoye, de todas maneras requieren de determinada cantidad de dinero que, obviamente, por ser personas de clase media baja, no tienen.
Y allí es donde entramos, yo, usted y todas aquellas personas de buena voluntad que puedan desprenderse de una pequeña cantidad de dinero, no importa cuanto, sino que lo hagan para poder costear la operación y la implantación del aparato que Jorgito necesita para volver a oír, pues la cantidad total a erogar ronda los 250 mil pesos.
Son muchos miles de pesos.
Por eso los padres de Jorgito apelan a la solidaridad que es característica en los mexicanos y que se ha hecho patente en desgracias como la del 19 de septiembre de 1985 cuando aquel fatal terremoto que asoló a la capital del país o cada diciembre cuando se lleva a cabo el Teletón.
Alguna vez, hace ya varios años, también en este espacio abordé el tema de una niña con Síndrome de Down que conforme cumulaba más años, su corazón entraba en riesgo de colapsarse, de romperse en mil pedazos.
Recordando aquella canción de los Bee Gees, Como ayudas a un corazón roto, uní mis oraciones a las de muchas otras personas para que esa niña pudiera sobrevivir a su destino.
Estoy seguro que de los pocos lectores que tiene Temas y Sucesos, a más de uno se le ablandará el corazón y querrá apoyar esta noble causa, aunque sea con un poquito.
Porque como decía San Francisco de Asís y que el cantautor argentino Facundo Cabral dice que se lo repetía con frecuencia su madre, el secreto de la felicidad es desear poco, y lo poco que deseas, deséalo muy poco.
Los papás de Jorgito abrieron una cuenta en Bancomer, la No. 2745288770 a la que se le puede depositar desde un peso hasta la cantidad que quieran, al fin y al cabo que no serán ni más pobres ni más ricos. Jorgito se los agradecerá por siempre.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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