El pasado viernes 15 de octubre llegó a mi domicilio particular, una carta enviada por el presidente Felipe Calderón.
Venía en un sobre en el que también se incluyó la letra completa del Himno Nacional de los Estados Unidos Mexicanos y una bandera tricolor.
En su carta, el presidente habla de los 200 años de nuestra Independencia y los 100 de nuestra Revolución y de lo orgulloso que los mexicanos debemos sentirnos por estos acontecimientos en que “nuestra Bandera Nacional ondeará más orgullosa que nunca en cada rincón de nuestro querido México”.
Si a usted amable lector, le preguntan qué tan orgulloso se siente de este país a 100 años de su Revolución y a 200 de su Independencia ¿qué contestaría?
Don Manuel García Murillo, uno de los 23 adultos mayores de 100 años que fueron homenajeados hace unos días en el Castillo de Chapultepec, allá en la capital del país, lamentó que después de tantísimos años, su pueblo siga igual de abandonado.
“Nací en el pueblo de Parácuaro Michoacán. Nací en ese pueblo, triste todavía, que no ha podido ser superada su situación por falta de elementos, que haya acción, que vayan a componerlo”, dijo don Manuel en un improvisado discurso.
Desde que nuestro país se independizó de la corona española hace 200 años, no cabe duda que ha habido una transformación en todos los rubros, pero siendo honestos tendríamos que reconocer, como lo reconoció don Manuel el de Parácuraro, que todavía falta mucho por hacer.
Que hay problemas que tienen años y años y no se solucionan.
Benjamín, un campesino talxcalteca de 76 años de edad, de los que 65 los ha dedicado al cultivo de la tierra, es testigo de cómo el campo mexicano en lugar de producir más y mejor, se ha ido deteriorando y con ello también la vida de los campesinos como él.
De cómo los apoyos para el campo se van quedando en las manos de los servidores públicos corruptos y de cómo las ganancias de las cosechas se quedan en manos de los coyotes y agiotistas que pululan por todo el territorio nacional.
De cómo los subsidios que da el gobierno federal no son suficientes para hacer más productiva la tierra y los campesinos se tengan que conformar con una agricultura de sobrevivencia y no de rentabilidad económica.
La verdad es que 200 años son muchos (dice don Manuel que cien años es fácil decirlo, que difícil es vivir cien años) y que el saldo no nos favorece.
Otros países con menos años después de haber obtenido su independencia tienen mejores índices de calidad de vida y desarrollo que el nuestro.
Pero no nos hagamos tontos.
Si hay culpables de que estemos tan atrasados en algunos rubros, todos tendríamos que aceptar que lo somos.
Unos por omisión, otros por indiferencia y otros más por importamadrismo.
Dice el presidente Calderón en su carta, enviada a las mexicanas y mexicanos, que confía en que este Año de la Patria, marque el inicio de una nueva etapa de desarrollo con justicia, libertad y democracia para México, como fue siempre el anhelo de nuestros héroes.
Yo creo que esa etapa debió iniciar desde el mismo día en que el jefe del Ejecutivo federal tomó posesión e incluso, desde más antes.
México tiene recursos naturales, algunos de ellos sobreexplotados es cierto, pero que todavía le pueden dar un gran impulso al país para superar esa pobreza que flagela a más del 50 por ciento de sus habitantes.
No podemos darnos el lujo de estar perdiendo el tiempo, que como dicen los financieros, es oro.
Ya lo dice Renato Leduc en su canción que quedó para la posteridad:
“Sabia virtud, de aprovechar el tiempo”.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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