Una vez que los estibadores terminaron de descargar el pesado camión, el chofer abandonó el almacén ya vacío, pero a los 3 minutos ingresó de nuevo por la misma ruta de acceso y por lo tanto el encargado de llevar el control de los medicamentos recibidos anotó en la bitácora que ese día se habían recibido dos camiones con medicinas.
No se trata del asunto ese que la televisión privada detonó la semana pasada.
Es también una muestra de cómo se las gastan algunos individuos en las instituciones de salud para sacarle raja a la compra-venta de medicamentos.
Es probable que siga ocurriendo lo mismo, porque esto que le narro ocurría hace algunos años y fue tan grande la bonanza que el representante de algunos laboratorios farmacéuticos hizo fortuna y con los millones ganados en esas transacciones ilícitas construyó un buen número de locales de renta en esta ciudad capital, es decir La Paz, baja California Sur, para aquellos que lean la columna fuera de la entidad.
El argumento que esgrimen las autoridades federales sobre el escándalo de las llamadas telefónicas entre un representante de una empresa farmacéutica y un supuesto empleado federal que después se demostró que en realidad eran dos representantes de la iniciativa privada, es que no hubo ningún daño patrimonial al Instituto Mexicano del Seguro Social.
Y tal vez tengan razón, pero con ello queda evidenciada la manera en que se manejan las licitaciones que llevan a cabo las dependencias de gobierno y no sólo las federales, sino las de los tres niveles de gobierno.
Ahora, a pesar de esa evidencia, no pasará nada con todo y que se hayan iniciado investigaciones y separaciones de sus cargos de algunos de los servidores públicos a los que se hace alusión en la llamada telefónica.
Casos de corrupción en oficinas centrales del IMSS hay varios documentados y hasta la fecha todo sigue como si nada hubiera pasado.
Y no sólo allí en esa institución, recientemente surgieron dos escándalos relacionados con la Comisión Federal de Electricidad: uno relacionado con las mordidas para beneficiar a determinadas empresas internacionales y el otro con el dinero que en lugar de depositarse a cuentas de la paraestatal iba a cuentas bancarias personales de determinado funcionario de alto nivel de la CFE.
Dice la Secretaría de la función Pública que en lo que va del sexenio lleva varios cientos de denuncias penales contra servidores públicos de diverso rango.
No dude usted que la mayor parte de esas denuncias se relacionan con carteros y otros trabajadores de menor rango en la administración pública.
Los llamados peces gordos que Pancho Terrazas intentó atrapar cuando fue titular de esa dependencia no aparecen por ningún lado a pesar de que son visibles a la distancia.
Hay mucha impunidad. Y también mucha corrupción.
Acaba de publicarse los índices de corrupción de los países del mundo y México tiene uno de los más altos.
Ya he dicho en este espacio que desde la famosa renovación moral de Miguel de la Madrid hasta la fecha, no pasa nada cuando se daña al patrimonio de la hacienda pública en este país.
Se cobran facturas, eso sí y luego los adversarios políticos son encarcelados.
Pero son muy contados los casos en los que se aplique la ley conforme al delito que se comete. Y si no lo cree, revise la historia.
Bien dijo Gonzalo N. Santos que la moral, es un árbol que da moras.
La lectura es vida, lo demás, es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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