¿Señor cómo puedo ser rico?, dicen que preguntó uno de sus discípulos a Jesucristo.
¡Trabajando!, fue la respuesta.
Por eso se dice que el trabajo es la base de la riqueza.
Eso mismo piensa Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del planeta, quien dice que la pobreza no se combate regalando dinero y que, si él regalara todo el dinero que tiene no lograría abatirla.
Dijo que la clave, está en la generación de empleos que garanticen a las personas un ingreso estable.
Algo así dijo el filósofo chino: no des un pescado al hambriento porque saciará su hambre una vez, mejor enséñalo a pescar y la saciará por siempre, palabras más, palabras menos.
Slim dijo además que no es con caridad y políticas públicas de bienestar como se combate la desigualdad.
Es con trabajo, trabajo y más trabajo.
Pero la mayoría de los mexicanos, no lo pensamos así.
Pensamos como aquel personaje de El hijo de Cosamasanto:
Sucedió en la India: Cosamasanto un día preparó una enorme olla de puré de arroz y se preparó un porción para saciar su hambre. Cuando lo logró, se sorprendió de que hubiera quedado tal cantidad que luego de que la colgó de un clavo adosado a la pared, se recostó boca arriba y se puso a mirar la olla y a pensar en lo que haría con su contenido si en esos momentos ocurriera una hambruna en todo el país y sólo él tuviera ese alimento.
“Lo vendería a precio de oro y con ello me compraría camellas y caballas que tendrían crías y ello me generaría ingresos que me permitirían comprar otras cosas y venderlas y así empezar a forjar una fortuna. Entonces el emir, el hombre más rico de la zona, me mandaría llamar para decirme que me casara con su hija más bella y con la dote que me correspondiera acrecentaría mi capital y sería un hombre inmensamente rico. Construiría una enorme mansión con caballerizas y muchas otras comodidades. Luego tendríamos un hijo al que le pondríamos por nombre Cosamasanto, como su padre y lo veríamos crecer. De repente un día, Cosamasantito se saldría de la casa y se iría a las caballerizas y pondría en riesgo su integridad física y entonces yo me molestaría mucho y le llamaría la atención, pero como ya estaba creciendo no me haría caso y eso me enfurecería más por lo que –dijo levantándose del suelo- le daría una patada en el trasero y, al tiempo que lo decía lo hizo contra la pared, por lo que la olla de barro se desplomó y lo golpeó en la cabeza estrellándose en mil pedazos y bañando de polvo de arroz a Cosamasanto quien así despertó a la dura realidad.
Dice Carlos Slim que la pobreza no beneficia a nadie y sólo a los políticos demagogos.
En México existen más de 70 millones de pobres y de esos hay una enorme cantidad que se ubican en los márgenes de la pobreza extrema. Este año creció un 8 a 10%.
¿Cómo podrán dejar de ser pobres?
¡Trabajando!
Pero no con esos míseros salarios que aquí en nuestro país se pagan.
Ni con esas políticas públicas de caridad que aplica el gobierno en sus tres niveles y que por lo general suelen convertirse en estrategias con fondo electoral.
Obviamente ni con esos arreglos por debajo de la mesa que luego suelen convertir a algunos de nuestros próceres en los hombres más ricos del mundo.
La solución, es, sí, trabajo, trabajo y más trabajo, pero bien remunerado.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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