Hay artículos de opinión que hacen reflexionar a quien los lee y ese es el caso del artículo que publicó el laureado intelectual mexicano Carlos Fuentes el pasado 15 de noviembre en un diario de circulación nacional en el que habla de Acciones para el cambio.
En el artículo de referencia Fuentes hace un breve, muy breve, pero sustancioso análisis de la situación que vivimos los mexicanos como sociedad y gobierno derivado de una expresión que tuvo el empresario Manuel Arango relativo a la realidad mayor, la gran realidad de México.
Fuentes subraya los problemas que enfrentamos en esta época los mexicanos, pero al mismo tiempo hace propuestas para buscar soluciones.
“Pienso en un nuevo contrato social mexicano que desarrollo, con la máxima velocidad, el inmenso potencial de México, para ser, a partir de lo que ha sido, y de lo que es, lo que México puede ser”, dice como colofón el gran Carlos Fuentes en el artículo de marras.
Yo me pregunto ¿qué hace falta para que los mexicanos dejemos atrás todo lo negativo y sumando lo positivo alcancemos mejores estadios de bienestar y de desarrollo?
Ya en varias ocasiones hemos abordado, de alguna u otra manera, el dilema.
Pero ahora, reflexionando sobre lo que dice el laureado escritor, me pregunto si en realidad, los mexicanos, todos estamos dispuestos a firmar ese nuevo contrato social del que habla Fuentes.
En mi muy modesto punto de opinión, creo que una de las claves para que México tire todo ese lastre que lo ha condenado por años, por no decir siglos, a ser una nación atrasada en todo, es el que nuestros legisladores federales, léase diputados y senadores, se pongan, pero en serio, las pilas y se dejen de payasadas dedicándose a cumplir con la encomienda que, nosotros los ciudadanos y ciudadanas de este país, les hemos dado con nuestro voto: legislar.
Es obvio que no es suficiente el legislar para que todo, como por arte de magia cambie en esta nación que es un verdadero mosaico de costumbres y de retos.
Pero si no empezamos por allí, que es fundamental porque sienta las bases de nuestro desarrollo social y económico, no vamos a lograrlo nunca.
No queremos legisladores que pasen por las cámaras del Congreso de la Unión como seres fantasmales.
Pero tampoco queremos legisladores que conviertan aquello en arena política o en pistas de circo o en un verdadero vodevil.
Y mucho menos que al momento de legislar, nuestros llamados representantes populares lo hagan con los ojos cerrados y siguiendo consignas, como acabamos de ver recientemente en el Congreso local de Baja California Sur con las reformas que se hicieron a la Ley Minera, prohibiendo la actividad a cielo abierto.
Nuestros diputados y diputadas locales aprobaron esa reforma sin pensar que con la medida, se pone en riesgo la actividad de Roca Fosfórica Mexicana en San Juan de la Costa, Exportadora de Sal de Guerrero Negro o de las empresas que explotan el yeso en Isla San Marcos e incluso de aquellas que todavía tienen interés en explotar los ya casi agotados yacimientos de cobre en la zona de Santa Rosalía.
Hay que defender la naturaleza y preservarla, pero no podemos ir contra el progreso y el desarrollo de los pueblos simplemente por consigna.
Termino con un párrafo del artículo de Carlos Fuentes: “El gran desafío, no sólo para México, para toda la América Latina, es el de proponerse un desarrollo que no dañe a nadie, pero que mejore a todos. Que no se contente con lo logrado, sino que se preocupe por lo que falta hacer”.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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