El pasado día 15 recibí, como millones de personas más de este país, el aumento salarial Bartoliano.
¿Bartoliano?
Si porque, como la famosa canción !Oye Bartola! que hiciera popular Pedro Infante, con dos pesos que se incrementó mi salario al día, tendré que pagar la renta, el teléfono y la luz.
¿Dónde está aquello de que el Artículo 123 de nuestra Constitución General de la República marca de que el salario mínimo debe ser suficiente para cubrir las necesidades más elementales del trabajador asalariado?
Ese magro aumento es de dar risa pero también coraje al mismo tiempo.
Antes de que finalizara el año, aumentaron hasta en un 45 por ciento en algunos casos, los costos de los cigarros.
Habrá quienes digan que ese aumento no impacta a la población como si ocurre cuando se aumentan los servicios y precios de los llamados artículos de consumo necesario.
La verdad es que el aumento a los cigarrillos si impacta al bolsillo popular.
Yo no fumo, afortunadamente, pero gasto miles de pesos al mes en cigarros porque mi hijo el menor fuma como chacuaco.
El día uno de enero del presente año, como suele suceder siempre en esas fechas, nos amanecimos con la noticia de que aumentaba la gasolina, el gas, el diesel y muchos artículos más.
Esos aumentos pulverizaron el miserable incremento salarial.
Dicen los expertos y me lo dijo el propio Javier Lozano, secretario del Trabajo cuando lo entrevisté el año pasado en Los Cabos, que afortunadamente son pocos los mexicanos que ganan el salario mínimo.
Eso es en teoría, porque en los hechos todavía hay una gran cantidad de personas que apenas recibe diariamente los casi 60 pesos equivalentes a un salario mínimo.
Además, ni siquiera tres o cuatro o cinco salarios mínimos son suficientes para cubrir las necesidades familiares.
¿No se puede hacer nada para mejorar la situación salarial de millones de compatriotas?
A finales de diciembre un diario de circulación nacional publicó lo que los gobernadores, algunos alcaldes de municipios importantes en lo económico, diputados federales y senadores, diputados locales, ministros de la Suprema Corte de Justicia, consejeros del IFE y otros privilegiados más cobrarían ese mes por concepto de salario y de aguinaldo.
En algunos casos las cifras espantan.
Dice la ley que las empresas privadas están obligadas a otorgarle un aguinaldo a sus trabajadores equivalentes a 15 días de salario.
¿Qué se puede comprar con poco más de mil 500 pesos?
Esa fue la cantidad que miles, por no decir millones de personas recibieron en diciembre pasado como gratificación anual.
Y lo malo es que Chava Flores, el autor de ¡Oye Bartola! ya no vive, pues me gustaría saber cómo le hizo la Bartola para sobrevivir con esos dos pesos…
La lectura es vida lo demás…es de lo menos…hzr@prodigy.net.mx
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