En las primeras 210 páginas del libro Sobre mis pasos, de Cuauhtémoc Cárdenas he encontrado dos temas que han despertado mi interés.
El primero de ellos es cuando hace referencia al accidente aéreo de aquel 4 de junio de 1969 cuando perdió la vida el que fuera gobernador del estado de Tabasco y líder nacional del PRI, Carlos Madrazo Becerra.
De este tema ya hablaré con más profundidad pues he estado investigando al respecto y como algunos lectores lo saben, le gané un litigio a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para que, en base a la Ley de Transparencia que rige a los organismos y dependencias del gobierno federal, se me proporcionaran los resultados del peritaje técnico que se llevó a cabo luego del trágico accidente en el que muriera el padre de Roberto Madrazo y, entre otros, el que fuera destacado tenista mexicano, Rafael El Pelón Osuna nacido en La Purísima, BCS.
No he abierto todavía el sobre en el que se me envió el documento.
En su comentario al respecto que aparece en la página 96 de dicho libro, el ex tres veces candidato presidencial menciona un dato que pudiera confirmare la hipótesis que tengo sobre las verdaderas causas de ese accidente, pero repito ya habrá tiempo de que se aborde este asunto con mayor amplitud.
El otro dato que me interesa de esas primeras 210 páginas de este libro que si bien no es una autobiografía en toda la extensión de la palabra, sí contiene pasajes y vivencias de quien es hijo del general Lázaro Cárdenas del Ríos, ex presidente de la república y autor de la expropiación petrolera en 1938, es el que menciona de cuando desempeñó el cargo de subsecretario Forestal y de la Fauna en el gabinete de José López Portillo.
Y es que a principios de 1977, cuando cubría yo la fuente del Aeropuerto Internacional Manuel Márquez de León de La Paz, fui testigo de un incidente que protagonizó el ingeniero Cárdenas, quien había visitado la entidad en plan de vacaciones y se regresaba a México por la vía aérea y aproveché para hacerle una entrevista para El Sudcaliforniano, que en ese tiempo dirigía don Carlos Morgan Martínez. Alfredo Fernández, El Zapato, imprimió unas placas del suceso.
Es probable que el político michoacano haya aprovechado su estancia en esta entidad para visitar el campo experimental del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales que se instaló en un área ubicada entre Todos Santos y El Pescadero y al que hace alusión en la página 142 de su libro.
Hoy parece que ese campo experimental ya quedó en el olvido.
Cuando el ingeniero Cárdenas pasó a revisión ante las autoridades aduanales que operaban en el aeropuerto internacional de esta ciudad capital, el responsable de los agentes allí comisionados, le pidió al subsecretario Forestal y de la Fauna que abriera todas las cajas y maletas que llevaba y en las que seguramente transportaba una gran cantidad de aparatos electrodomésticos que en el interior del país casi no se conseguían o bien de contrabando y que aquí, por ser un perímetro libre, se podían comprar sin restricciones.
Sumamente molesto por la osadía de aquel jefe de los vistas aduanales, Cárdenas Solórzano le preguntó que si no sabía con quién estaba hablando.
El empleado aduanal le dijo que no y que tenía que cumplir con la normatividad de la revisión al equipaje.
Entonces, rojo de ira, el hijo del Tata Lázaro le dijo que él era el subsecretario Forestal y de la Fauna y su nombre era Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
El agente aduanal ni se inmutó y le dijo que de todas maneras, a pesar de su alta investidura oficial, tenían que revisar el contenido de sus maletas.
El ex gobernador michoacano se quedó viendo con ojos de pistola la placa metálica donde figuraba el nombre de aquel empleado de la Dirección de Aduanas y tuvo que hacer de tripas corazón para permitir, aunque de muy mala gana, que revisaran su equipaje.
Pasados unos 3 meses, le llegó el cambio de adscripción al agente aduanal a Quintana Roo y no sé si viva todavía.
Me sorprende pero ese día Cuauhtémoc Cárdenas mostró al ogro que todos llevamos dentro.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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