“Cuando un amigo se va, queda un tizón encendido, que no lo puede apagar, la llegada de otro amigo”.
Esa parte de la canción convertida en éxito por Alberto Cortez, se la dediqué a un amigo, Heriberto Chávez, hace algunos años y no pensé que tendría que utilizarla de nuevo para otro amigo: Fernando Amaya Guerrero.
Ya tenía programada otra columna para este día, pero el lamentable deceso de don Fernando, ayer al mediodía, me motivó a escribir estas líneas.
A fuerza de ser sinceros, no tengo muchos datos de Fernando.
Lo conocí cuando llegó a La Paz allá a finales de los 80´s y, a pesar de la diferencia de edades, desde entonces mantuvimos una relación de respeto y de sincera amistad que se había consolidado en los últimos años, concretamente desde el 2005 cuando me reintegré a El Sudcaliforniano en el que compartíamos espacio en la página de opinión, él con Derrotero, yo con Temas y sucesos.
Si algo había que reconocerle era el gran amor por su trabajo.
En sus libros, Oficio de reportero y Reportaje, dejó constancia de sus vivencias en este oficio llamado de perros que es el periodismo.
Cuando asistió, hace ya varios años en el Panteón de Los San Juanes al entierro del también colega Felipe Ojeda, escribí que los periodistas moríamos prácticamente en el olvido.
Y así suele suceder.
Yo creo que a Fernando lo recordaremos por su honestidad, su manera de entender lo que pasaba en este mundo y la vehemencia con la que solía defender lo que él llamaba su verdad.
Habría ocasiones en que no coincidíamos con los puntos de vista, pero siempre hubo un respeto a nuestras opiniones entre nosotros.
Cuando nos comentó el año pasado que estaba gestionando ante el Seguro Social que lo enviaran a realizarse un chequeo allá en Ciudad Obregón, sentí que su corazón ya empezaba a cansarse.
Aún así, a diario cuando traía su columna subía los escalones del primer piso del edificio donde estamos ubicados temporalmente y lo hacía con el deseo de entregar a tiempo su Derrotero.
Finalmente, ayer, Fernando Amaya Guerrero, siguió ese Derrotero que, algún día, tarde que temprano, todos habremos de transitar. Descanse en paz…
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
Hola Humberto, soy Enrique Garcia Sanchez, periodista de Tijuana. yo noci al negrito Amaya hace 35 anos aca en Tijuana, cuando yo empezaba en el medio periodistico y tuve la fortuna de tratarlo por varios anos. Un gran periodista sin duda. Me pregunto si podras orientarme sobre la forma de conseguir un par de ejemplares de sus dos libros. Saludos. mi direccion de correo electronico es jenriquegarcia@yahoo.com y jenrique58@hotmail.com.
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