Ahora con eso de que hay una epidemia de piojos en escuelas públicas y privadas de La Paz
¿creería usted que el autor de nuestro respetado himno nacional, Francisco González Bocanegra y el héroe de la Batalla de Puebla, Ignacio Zaragoza, murieron piojosos?
No lo digo en el sentido de morir pobres, sino por culpa de los piojos.
¿Se asombra de esta afirmación?
Tal vez, porque yo tampoco lo creería a no ser porque los registros de la historia en el renglón de salud y de las enfermedades que fueron un verdadero azote en México en tiempos idos, consignan que en efecto, tanto González Bocanegra como el general Zaragoza murieron a causa del tifus, enfermedad que transmiten los piojos.
Lo más probable es que en el caso del afamado militar, los piojos se lo hayan traspasado los soldados franceses que invadieron el territorio mexicano a raíz de la Guerra de los Pasteles.
Según un grupo de investigadores que analizó la pulpa de los dientes de los soldados del ejército de Napoleón, muertos en campaña, se encontraron algunos tipos de tifus la enfermedad que trasmiten los piojos.
El tifus y la fiebre de trinchera eran comunes en el ejercito francés.
Se dice que precisamente la desastrosa retirada de Rusia de los hombres de Napoleón, tuvo mucho que ver precisamente con la infestación de piojos que aquejaba al que se consideraba el mejor ejército del mundo.
Precisamente en Rusia, el tifus hizo estragos entre 1915 y 1922, infectando a 30 millones de personas y causándole la muerte a unos 3 millones.
Así es que mi general Zaragoza, en algún momento se acercó demasiado a algún piojoso soldado francés allá en la batalla del 5 de mayo y se empiojó.
A no ser que algún valiente zacapoaxtla, haya sido el transmisor.
Porque ha habido cierta polémica en torno a que así como los españoles trajeron algunas enfermedades con la conquista, que no se conocían en nuestro territorio, ellos fueron los que nos trajeron los piojos.
Algunos historiadores dicen, sin embargo, que ya desde los tiempos de los aztecas se conocían los piojos.
Y si es así, pues entonces a la mejor no fueron los soldados franceses los que la pasaron unos piojitos al general Zaragoza y compañía.
¿Y en el caso de González Bocanegra?
Es más complejo determinar el origen de sus piojos.
Habría que revisar la biografía de este compositor para saber dónde se metía.
Esto nos da una idea de que los piojos no sólo se reproducían en personas sumamente pobres.
También en las clases pudientes.
Muchos de mis amigos de la infancia pertenecían a familias muy pobres.
La convivencia cotidiana facilitaba que los piojos se mudaran con frecuencia.
A cada rato mi madre nos daba unas tremendas espulgadas y nos rociaba la cabeza con Oko, H-24 o petróleo del que se utiliza en los quinqués.
Hoy ya no es tan común que la gente tenga piojos.
Esto gracias a que se baña uno con más frecuencia.
Aunque no está de más que de vez en cuando, le eche un vistazo a las cabezas de sus hijos.
No vaya a ser que anden todos piojosos y usted ni cuenta se de.
Pues como dice el dicho, más vale prevenir, que lamentar...
La lectura es vida, lo demás...es lo de menos...hzr@prodigy.net.mx
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