En las películas el bien siempre triunfa sobre el mal.
Es raro ver que el héroe o la heroína de la película mueran.
El día que mataron a Rodolfo de Anda, que era uno de mis actores favoritos en mis años mozos, lloré a moco tendido.
Bien pudiera haber filmado un comercial del Kleenex.
En todas sus películas, que en su primera época de actor fueron de caballitos y pistoleros, siempre quedaba al final como el gran héroe.
Pero en esa película, que recuerdo se titulaba Hombres de Roca, me lo mataron.
También en las telenovelas, el bien triunfa sobre al mal.
Eso sí, los villanos y las villanas de la trama nos hacen pasar el trago amargo.
Una de esas villanas que se quedó para siempre en la memoria de los que ya andamos por el tostón de años, fue la perversa Catalina Creel de Cuna de Lobos.
¿Y en la vida real, siempre triunfa el bien sobre el mal?
No todo el tiempo.
Pero a mi sí me gustaría que el presidente Felipe Calderón Hinojosa triunfara sobre los que forman el crimen organizado en México.
Cierto es que esa tarea es como las que le asignaron a otro héroe, este de la mitología, Hércules.
El narcotráfico y todas sus calamidades son como un enorme pulpo que nos ha atrapado con sus poderosos tentáculos y amenaza con asfixiarnos como país.
Todos los días, en los principales noticieros de la radio y los noticiarios de la televisión, una o más noticias están relacionadas con ejecuciones y enfrentamientos entre miembros de las bandas del crimen organizado y entre estos y la policías municipales, estatales, federales o el ejército.
Las páginas policíacas de los diarios de todo el país también están llenas de noticias relacionadas con el narcotráfico y sus consecuencias.
Eso nos da una idea de la dimensión de la gravedad del problema.
Del reto que está enfrentando el presidente Felipe Calderón.
Aun a riesgo de su propia integridad física y la de su familia.
Pero como él mismo lo ha dicho, no permitirá que el narcotráfico y el crimen organizado se apoderen con sus enormes telarañas, de la sociedad mexicana.
Por eso a mi me gustaría que triunfara el bien sobre el mal.
El otro día, el primer mandatario mexicano dijo que todos debíamos integrar en México un solo equipo.
Me parece acertada la propuesta.
Que no importen ideologías, intereses particulares, de grupo o partidistas, sino el bien común.
Ese debe ser el objetivo.
Dejar a atrás todo lo que nos divide y nos enfrenta y asumir todo aquello que nos una y nos fortalezca.
El presidente tiene la obligación, como la tienen los gobernadores y los presidentes municipales de velar por el bienestar de todos nosotros.
Pero también tenemos la obligación como ciudadanas y ciudadanos de aportar lo mejor de nosotros para que esta nación siga avanzando y no se detenga.
Los mexicanos hemos salido derrotados porque no jugamos en equipo.
Y en eso llevamos ya casi 200 años.
¿No le da vergüenza?
A mi sí, y por eso quiero que este país sea otro. Unidos lo lograremos. Divididos, ¡nel!
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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