¿Recuerda usted una de las frases que le gritaron a Vicente Fox Quesada cuando este festejaba en el Angel de la Independencia allá en la ciudad de México su triunfo electoral del 2 de julio del 2000?
Yo si. “!No nos falles!”.
Allí no sólo había militantes del Partido de Acción Nacional festejando la salida del PRI de Los Pinos como había prometido Fox.
Había priistas que no estuvieron de acuerdo con la candidatura presidencial en la figura de Francisco Labastida Ochoa.
También personas sin partido.
Incluso algunos perredistas que no aceparon por tercera vez la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas.
Los gritos de júbilo y las consignas pudieron por lo tanto haberse dado en otro sentido, pero no.
Todos se resumían en uno solo: “!No nos falles!”.
Otra vez la nobleza del pueblo mexicano expresada ante un Tlatoani.
Ante un gobernante que tendría en sus manos durante seis años, el destino de millones de personas de este país tercermundista.
Ya habían fallado antes, Ernesto Zedillo Ponce de León, Carlos Salinas de Gortari, Miguel de la Madrid Hurtado, José López Portillo y Pacheco y Luis Echverría Alvarez.
Esos presidentes gobernaron el país los últimos 30 años y los 5, habían establecido el compromiso electoral de sacar de la miseria al pueblo mexicano.
Bueno López Portillo y Pacheco hasta se dio el gusto de recomendarnos que nos preparáramos par administrar la abundancia.
Eran los tiempos de la crisis mundial del petróleo y el llamado oro negro había alcanzado precios nunca vistos.
Desafortunadamente el entonces presidente de la república desoyó los consejos de la prudencia que le recomendaban reducir los precios del petróleo nuestro para no quedar fuera del mercado mundial y optó por escuchar a sus corifeos encabezados por el ministro del ramo, José Andrés de Oteiza pensando en que los grandes consumidores del energético vendrían a comprarnos al precio que se nos diera la gana.
Luego cuando la crisis estalló, López Portillo y Pacheco diría que él defendería nuestro peso como un perro.
El primer acto oficial de Carlos Salinas fuera de sus despachos en Los Pinos y en Palacio Nacional fue en Chalco, en el estado de México.
Allí inició aquel programa denominado Solidaridad con el que se pretendía sacar de la miseria a los millones de familias que viven en los 31 estados y en el Distrito Federal.
Después se supo que todo fue un enorme negocio par él y algunos de sus amigos que le aportaron a su campaña presidencial.
A uno que vivía en Guadalajara le dio la concesión de aquellas famosas placas de azulejos en el que se apreciaba el logotipo de Solidaridad y que se colocaban en cada obra que inauguraba el Presidente Salinas.
Sería largo enumerar todas las tranzas que se hicieron al amparo del poder presidencial en esos 5 sexenios anteriores al de Vicente Fox.
Pero, por desgracia para el pueblo mexicano, también sería largo enumerar todas las tranzas que se hicieron en el sexenio foxista empezando por las que se les atribuyen a los hijos de la señora Martha, con h como está impreso en su acta de nacimiento.
Pero para que no digan que hago leña del árbol caído, allí le dejamos.
Además, habrá que valorar el ya avanzado sexenio de Felipe Calderón.
Eso sí, Vicente Fox olvidó aquel grito lleno de esperanzas: ¡No nos falles!...
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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