“Compra únicamente lo necesario, no te excedas nunca en nada, ni en la bebida, ni en comida, ni en las fiestas; sé moderado y vas a ser y hacer feliz a tu familia. Nunca seas lo que no eres. No presumas de lo que no tienes. Sé modesto, incluso si eres rico, sé modesto, porque el rico es pedante para la gente y cuando llegas a tener éxito nadie te lo va a reconocer. Siempre te van a buscar, peros porque la riqueza no te da respeto”.
Estas no son palabras de un pensador universal o reconocido sabio del mundo.
Son los consejos que don Isidoro Scholnick Blit le daba a sus hijos, entre ellos Jorge dueño de la tienda La Palma, que fue durante muchos años una de las más emblemáticas de La Paz.
Retomo lo dicho por don Isidro de un pequeño reportaje que viene en la edición más reciente de la revista pettit comiteé correspondiente al mes de junio del presente año, bajo la firma de Ruth Ramírez Sánchez.
Decidí reproducir esas palabras porque están llenas de sabiduría.
Lo malo es que, a pesar de que tienen un mensaje tan positivo, hacemos poco caso de la recomendación.
Y es que no es fácil vencer a la vanidad.
Si tenemos algo, siempre queremos tener más.
No somos como Diógenes aquel sabio griego que cuando el gran Alejandro El Magno le dijo que por el gusto de conocerlo le pidiera lo que él quisiera y que se lo concedería dado que para ello era el gran conquistador. El anciano, símbolo de la humildad y de la bondad sólo le pidió que se hiciera a un lado porque le estaba tapando el sol y él acostumbraba tomarlo todos los días sentado sobre el quicio de su humilde vivienda.
Don Isidoro, según el reportaje mencionado, era nativo de Polonia y su familia era judía.
Siempre llevó una vida austera a pesar de que logró hacer una pequeña fortuna en el comercio.
Era demás una persona altruista, de esas que hacen el bien sin mirar a quien.
A mí, me habría gustado conocerlo para abrevar en sus conocimientos pues hablaba 6 idiomas y escuchar sus historias pues sufrió horrores para llegar a México en un intento por cruzar la frontera para ir a Nueva York a reunirse con sus hermanos Morris y Max.
Si usted se fija en algunos comerciales sobre determinados productos de moda en el mercado, se advierte que el exceso en el consumo de los mismos, puede ser dañino para la salud.
De eso hablaba, precisamente, don Isidoro, de no excederse en nada.
De que siempre debe uno ser auténtico. De no presumir lo que no se tiene.
Pero hay personajes que cuando están en la miseria y luego llegan a hacer fortuna bien o malhabida, se olvidan de sus orígenes y hasta flotan en el aire.
Pero suele suceder que, luego, con el paso del tiempo, se derrumban, como las torres gemelas de Nueva York.
Ser modesto, sencillo, recomendaba don Isidoro.
No olvidemos que, muchas de las veces, las cosas más sencillas, son las más extraordinarias del mundo.
La madre Teresa de Calcuta, su amigo Facundo Cabral quien recién acaba de morir víctima de la violencia que asola al mundo y contra la que el siempre lucho con los mensajes de amor y paz de sus canciones y sus discursos, eran personas sencillas pero extraordinarias.
En fin, ojalá y que este pensamiento de don Isidoro Scholnick lo haga reflexionar, como me ha hecho a mí.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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