Sería interesante conocer la opinión del colega Miguel Badillo, destacado periodista, sobre la exoneración que un juez federal le otorgó al actual líder del sindicato de los trabajadores petroleros de la república mexicana por aquel asunto del llamado Pemexgate.
Sí, porque siendo entonces reportero del diario El Universal, Badillo fue el que destapó el escándalo del Pemexgate.
Sin embargo, ese mismo día la noticia de la caída de la torres gemelas del World Trade Center allá en Nueva York le robó cámara a la noticia y el impacto, en ese momento, fue menor.
Pero lo del Pemexgate se fue hasta los tribunales.
La Procuraduría General de la República, acusó a Carlos Romero Deschamps de un peculado electoral por 500 millones de pesos, por las presuntas aportaciones del sindicato petrolero a la campaña del entonces candidato a la presidencia de la república, Francisco Labastida Ochoa.
Pero un tribunal federal echó abajo la decisión de iniciarle ese proceso y aun cuando no fue declarado inocente, la abrió la puerta para que, finalmente, cinco años después el caso se mandara al archivo y de esa manera, el líder petrolero ya no pueda ser juzgado por ese supuesto delito.
¡Qué afortunado!
Hace tiempo, aquí un pobre individuo que, tal vez por hambre, llevaba consigo 66 camarones fue detenido, consignado y enviado al CERESO de La Paz.
Alguna vez en este espacio hablé del caso de una mujer que fue enviada a prisión por haberse robado 2 pescados para darle de comer a sus hijos.
El de una pareja que por llevarse un carrito de supermercado fuera del perímetro de la tienda departamental al que pertenecía, también fueron embotellados.
O el de las tres cocineras del CENDI de la PGR que fueron acusadas de robarse, comida, ¡tres ajos y seis galletas Mamut!, pero que afortunadamente ya salieron libres.
Y así, habría una lista interminable de personas que por minucias purgan una condena, pero a los grandes rateros, no se les toca ni con el pétalo de una rosa.
El ex líder ferrocarrilero y actual diputado federal del PRI, Víctor Flores, desapareció el fondo mutualista de los ferrocarrileros por casi 30 mil millones de pesos y no se le ha podido fincar responsabilidad.
Dejó a miles de familias de jubilados y pensionados de Ferrocarriles Nacionales de México sin poder recibir ese dinero y ni quien diga nada.
El mismo Carlos Romero, se ha hecho multimillonario con su liderazgo en el sindicato petrolero igual que pasó con Joaquín Hernández La Quina, Salvador Barragán Camacho y otros ex líderes de esa organización sindical.
Que los 500 millones de pesos del llamado Pemexgate fueron a parar a la campaña de Francisco Labastida Ochoa, ni duda cabe.
Pero, ahora eso ya pasó a la historia y no habrá culpables.
Como no los hubo con el otro escándalo por esas mismas fechas, el de los Amigos de Fox, que también financiaron la campaña de Vicente Fox a la presidencia de la república, con dinero de dudoso origen. Las leyes en México no son excluyentes.
No hablan de ciudadanos y ciudadanas de primera, segunda y tercera.
Son para aplicarse a todos por igual.
Pero parece que aquí sí, poderoso caballero es don dinero.
Y aquel que no lo tenga, o no cuente con amigos, compadres o parientes bien parados en el gobierno, ya se amoló, si comete algún delito, aunque a veces sea por hambre o por necesidad.
Tan, tan.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario