Aplaudo el que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, endurezca sus reglas contra el fraude fiscal.
El que combate a quienes se pasan de listos y buscan defraudar a esa dependencia del gobierno federal y de paso a quienes sí pagamos impuestos de una forma u otra.
Y el que se incremente de cinco a ocho años el periodo para combatir la defraudación fiscal.
Pero al mismo tiempo pido que también se combata a los servidores públicos que defraudan a la sociedad mexicana en su conjunto.
Que se aplique también, con todo rigor, la ley a quienes desde un cargo en cualesquiera de los tres niveles de gobierno, cometa fraude o peculado.
Que se amplíe el plazo para que, de acuerdo a la Ley de los Servidores Públicos, se pase de un año, actualmente, a cinco o hasta 10 años para poder ejercitar acción penal en contra de quienes violenten la ley.
Porque hay muchos que, a sabiendas que en esos doce meses no se podrá fincar responsabilidad penal, cometen latrocinios y hacen mal uso de los dineros públicos.
Que se actúe al mismo tiempo contra unos y otros.
Contra los defraudadores fiscales, pero también contra los defraudadores del pueblo.
O todos coludos, o todos rabones.
Casos como el de Néstor Moreno, el servidor público de la CFE que anda huyendo y que cometió irregularidades en el desempeño de su cargo por más de 30 millones de pesos, ofenden.
Y lo peor de todo es que, no obstante que el gobierno norteamericano que fue el que alertó al gobierno mexicano de las trapacerías de Moreno, señaló que hay otros tres servidores públicos de la CFE implicados, a esos no se les ha molestado en lo más mínimo y, según ha trascendido, no hay denuncias en su contra.
Que no haya impunidad.
Que se les llame a cuentas.
Pero también los de todos aquellos que en toda la república mexicana han incrementado sus cuentas personales bancarias a costa del erario y viven tan campantes.
Trátese de quien se trate.
Recuerdo que al ex vice presidente de Estados Unidos, Spiro Agnew se le procesó hace algunos años por un delito que cometió y que no por ser quien era, se le perdonó o se hicieron de la vista gorda.
Aquí en México, por desgracia, parece que no nos damos cuenta de aquellos ex servidores públicos que luego de dejar sus cargos aparecen con negocios, con residencias de varios miles o millones de pesos y vehículos de modelo reciente y abultadas cuentas bancarias.
Hay algunos tan cínicos que ni siquiera la despistan.
Están sin trabajar desde hace varios años y siempre vivieron de la política.
Uno de los hijos de la señora Martha de Fox, hace 15 años se dedicaba a pepenar artículos reciclables en un basurero de León, Guanajuato.
Ahora vive en el fraccionamiento más lujoso, en una súper residencia y con dos o tres autos de lujo en las cocheras.
¿Y?
Por eso, SI a combatir la defraudación fiscal, pero también SI a combatir la defraudación al pueblo.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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