Quieren rascarle los huevos al tigre.
Sí, esa es la impresión que me deja la propuesta que hizo, antes de irse en busca de la candidatura presidencial del PAN, Ernesto Cordero, dentro del presupuesto de egresos para el ejercicio fiscal del 2012.
La propuesta es que los gobiernos estatales aprueben un impuesto al consumo final de mercancías del orden del 4 al 5 por ciento para compensar los recursos que ya no quiere entregarles el gobierno federal, bajo el argumento de que se hace mal uso de los recursos públicos.
La verdad, de impuestos, los mexicanos ya estamos hasta la madre.
Y a la mejor, en algunos casos, no pagamos tanto, pero la triste realidad es que los causantes cautivos son los que pagan el pato y a los que se les hace más pesada la carga tributaria.
Desde luego que ya hubo reacciones a esa descabellada idea de que se aplique un nuevo impuesto, al que algunos lo equiparan a un IVA disfrazado.
Está bien que los habitantes de este país somos mansitos y que hechos como aquel de la famosa Roqueseñal cuando se incrementó el IVA del 10 al 15 por ciento, los vemos con humor, pero yo creo que nuestros políticos no deberían jugar con esa mansedumbre.
Alguna vez en este espacio recordé lo que dijo el ex secretario de Hacienda, Jesús Silva-Herzog Flores en un programa de televisión al que fue invitado, de que la primera vez que el escuchó hablar de una reforma fiscal para este país fue cuando recién ingresó a la Facultad de Economía de la UNAM y que eso ocurrió ¡hace más de 50 años!
Alguien propuso por allí que en lugar de ese nuevo impuesto al consumo en las entidades, se acabe con los privilegios que se les otorgan a muchas grandes empresas con los llamados regímenes fiscales especiales lo que les permite pagar muy poco en impuestos.
Y que se aplicara un impuesto al importamadrismo y a la indiferencia.
Sin duda alguna que se recaudarían enormes cantidades de dinero.
Yo diría, que además de eso, se deje sin incremento salarial, por ejemplo, a la alta burocracia y a los legisladores federales.
Ya los diputados federales están proponiendo un incremento a sus salarios para el 2012, que equivale a cuatro salarios mínimos, es decir algo así como 6 mil 500 pesos, mensuales.
No son solidarios.
No hay equidad.
A la mejor como Ernesto Cordero dijo que una familia mexicana podía vivir holgadamente con esos 6 mil 500 pesos mensuales, los legisladores le tomaron la palabra, pero ellos ganan algo así como 150 mil pesos mensuales entre la dieta y los apoyos extras que se les asignan para sus actividades legislativas.
La triste realidad para la mayoría de los mexicanos es que el dinero no alcanza.
Que si el ingreso salarial fuera remunerativo, como lo establece el artículo 123 de la Constitución Política Mexicana, pero que no se respeta, no habría inconformidad con respecto a esa propuesta de un impuesto especial a ventas y servicios al público del orden del 5 por ciento.
Pero no es así.
Nos están exprimiendo.
Nos están asfixiando.
Eso tienen que entenderlo nuestros gobernantes y quienes desde el Congreso de la Unión deben ser nuestros defensores y no nuestros verdugos…
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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