“La presidencia de la república entregó ayer a los partidos un primer borrador del Plan Nacional de Desarrollo, en el que se advierte que Felipe Calderón recibió el país con altos índices de impunidad, corrupción y criminalidad.
Así decía el primer párrafo de una nota informativa que se publicó hace unos días.
¿Impunidad?
¿Dónde hemos escuchado esa palabra?
Dice la administración del presidente Felipe Calderón que México enfrenta un crecimiento económico insuficiente, una desigual distribución del ingreso, un importante deterioro ecológico y un sistema democrático que no satisface las necesidades reales de la población ni genera confianza al ciudadano.
Así es.
Pero todo esto parece la repetición de una película o un video que ya hemos visto en repetidas ocasiones.
¿Pues no que don Vicente Fox Quesada iba a acabar con las tepocatas, las víboras prietas y las chirrioneras y con toda esa fauna nociva que había, según él, en el gobierno?
Con lo que dice el presidente Calderón, tendremos que admitir con infinita tristeza, que no.
Que Fox nos engañó.
Igual como lo hicieron sus antecesores en la presidencia.
¿Habrían cambiado las cosas con Andrés Manuel López Obrador de haber ganado las elecciones presidenciales del 2 de julio del 2005?
¡Claro que no!
Con todo y que nos ofrecía el cielo y las estrellas si votábamos por él.
Cuando Fox andaba en campaña rumbo al 2 de julio del 2000, llegué a albergar la esperanza de que hiciera las cosas diferentes una vez en la presidencia de la república.
Así lo pensaron también millones de mexicanos que le dieron su voto.
De nada sirvió.
Hubo si, algunos avances, sobre todo en materia de información, en desacralizar a la figura presidencial y algún otro rubro más.
Pero en lo que concierne a corrupción, impunidad y criminalidad, todo siguió igual.
Y no lo digo yo, lo reconoce el gobierno calderonista que además también tiene el signo partidista del sexenio de Vicente Fox.
México es un país sexenal. Su historia se escribe cada sexenio.
Por eso estamos como estamos.
Mientras que en otros países que estuvieron peor que el nuestro han olvidado el pasado y dejado a un lado las diferencias para superar sus deficiencias y carencias, aquí seguimos atenazados por los mismos males de siempre.
Sin duda alguna que el Plan Nacional de Desarrollo que presentará en unos meses más el presidente Felipe Calderón va a ser, en teoría, a todas madres.
Pero se estrellará con la triste realidad de este país de corruptos.
Y no se trata de decir que la culpa la tienen los panistas.
Así cono José López Portillo cuando andaba en campaña para presidente de la republica decía que la solución somos todos, así hoy decimos que la corrupción somos todos.
Ocupamos como país, uno de los lugares más lejanos del casillero de la no corrupción.
Ya estaremos leyendo dentro de seis años, declaraciones similares a las que aquí se hacen referencia.
Y quien sabe dentro de cuantos años más. ¿O siglos?”.
Como lo habrá advertido, esta columna se escribió hace ya casi 5 años.
Y hoy seguimos viendo la misma película o la repetición del mismo video.
La opacidad, es la madre de la corrupción y la impunidad, dijo el presidente Calderón en su mensaje con motivo de su V Informe de Gobierno.
Cualquier semejanza de lo que vivíamos hace cinco años con lo que hoy estamos viviendo, es pura coincidencia.
¿De verdad?
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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