En México no hay cultura de la denuncia y la inhibición se da porque cuando se denuncia, se hace caso omiso o se cae en telarañas burocráticas que hacen caer en la desesperación a los denunciantes y por ello es muy bajo el índice de denuncias.
No me refiero a las de tipo penal, sino a las de prestación de servicios.
Precisamente porque lo que fue una buena idea, la creación de la Procuraduría Federal del Consumidor, la Profeco, paulatinamente fue perdiendo eficacia, los niveles de denuncias ante esa dependencia se cayeron dramáticamente en los últimos años.
La corrupción, el importamadrismo, el influyentismo y muchos otros ismos provocaron que los consumidores le perdieran la fe a la Profeco.
¿De verdad son tan ineficaces este tipo de dependencias del gobierno?
Creo que, a pesar de lo que ha sucedido con Profeco, debemos confiar todavía y denunciar.
Quiero comentar una experiencia de familia relacionada con un caso de denuncia ante la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de la Servicios Financieros, la Condusef.
Una institución bancaria expidió una tarjeta de crédito a un miembro de familia sin que se solicitara.
Somos clientes de ese banco desde hace poco más de 15 años y a pesar de ello, nos trataron de sorprender con esa promoción.
Como la tarjeta no fue solicitada, no fue recibida tampoco.
Fue un calvario para poder lograr que la cancelaran.
Los funcionarios bancarios argumentaron una y mil formas pero siempre insistentes en que se recibiera la tarjeta y que se utilizara o bien que se cancelara, pero ya una vez aceptada.
Al no hacerlo, vinieron los cobros por anualidad y como no se pagó la cantidad exigida, se hizo el reporte respectivo, al Buró de Crédito.
Con la molestia obvia por estos abusos, se solicitó la intermediación de la Condusef que aquí en Baja California Sur tiene bajo su responsabilidad mi amigo y tocayo Carlos Humberto Buchelli y Derat.
Debo reconocer que hubo una atención de primera y no quisiera pensar que por tratarse de un familiar de quien es Jefe de Información de El Sudcaliforniano, o sea yo, sino porque así están obligados los empleados y empleadas de esa dependencia federal a atender a toda aquella persona que solicite sus servicios.
Que no se olviden que los verdaderos patrones de ellos somos quienes pagamos los impuestos que nos cobra el gobierno.
En menos de 30 días, llegó una misiva de la institución bancaria en la que se indicaba que se había cancelado la tarjeta de crédito sin cargo alguno para el tarjetahabiente.
Yo sé que habrá otros casos en los que ni con la mediación de la Condusef se ha logrado una solución al problema presentado, pero al menos, me siento obligado a reconocer que si uno se decide a denunciar a través de dependencias como la señalada, se pueden obtener beneficios y evitar las prácticas abusivas de los prestadores de servicios, de cualesquier tipo, en este caso de las bancarias o financieras.
Aprovecho, para expresar mi gratitud a la Condusef y a su representante en la entidad y también para decirle a los amables lectores que, si por desgracia se ven afectados por una situación un tanto similar a la referida, acudan ante esa dependencia que al fin y al cabo nada se pierde.
Bueno si, se pierden algunos minutos, pero se le puede ganar al abuso y la impunidad.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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