Aunque parece un tanto absurdo que el destino de casi 110 millones de mexicanos esté sólo en manos de poco menos de mil individuos, debemos entender que ese es el precio de la democracia y que tal vez sea mejor ello a vivir en una dictadura y esta los habitantes de este país ya supimos lo que representa.
En efecto, gracias a nuestro sistema democrático que rige la vida ciudadana en este país, elegimos mediante el voto universal, libre y secreto, a quienes deben representarnos en los Poderes Ejecutivo y Legislativo tanto en el ámbito nacional como estatal.
No sé cuantas veces he dicho en este espacio que estoy de acuerdo en que es mejor dirimir nuestras diferencias políticas mediante el diálogo y la concertación que a balazos.
Pero si les damos nuestro voto a determinadas personas lo hacemos para que velen por nuestros intereses.
Para que defiendan nuestro patrimonio y que nos den seguridad como ciudadanos.
Y resulta que lo que más hacen es velar por sus propios intereses.
Viven encapsulados en urnas de cristal.
En los últimos 50 años el país ha registrado avances en todos los órdenes de la vida política, social, económica, cultural, etcétera pero la pregunta obligada es si ha sido suficiente para consolidarnos como una nación moderna y con bienestar para todos.
La triste realidad es que no.
Simplemente la cifra de más de 70 millones de pobres es una bofetada que nos recuerda constantemente que no hemos podido o no hemos querido superar esas cifras espantosas.
Dice Jesús Silva-Herzog Flores, quien fuera secretario de Hacienda y Crédito Público en el régimen de Miguel de la Madrid, que desde que él entró a la Facultad de Contaduría de la UNAM empezó a escuchar hablar de la necesidad de una reforma fiscal integral para México ¡hace 50 años!
¿Qué se necesita?
Desde luego, muchas cosas.
Pero, lo principal para mí, es que se necesita mucha voluntad política.
Que dejemos a un lado nuestras diferencias ideológicas y nos pongamos a trabajar como aquella célebre frase de todos para uno, uno para todos.
¿Es tan difícil lograrlo?
Yo digo que no.
Que sí se puede.
Querer es poder, no lo olvidemos.
Porque otras sociedades, incluso muchas que vivían más rezagadas en el desarrollo y el progreso que la nuestra, lo han logrado.
Da vergüenza cuando en las cifras comparativas sobre determinados índices de bienestar y desarrollo, México se ubica debajo de Brasil, Chile y otras naciones del continente americano que antes se ubicaban muy lejanas al lugar que ocupaba nuestro país.
¿Cuántas veces escuchamos a los representantes de los poderes, Ejecutivo y Legislativo que se pondrán de acuerdo para solucionar los problemas?
¡Muchas!
¿Cuántas que ahora si va en serio la cosa?
¡Muchas!
Pero no lo hacen y por lo que se ve, así seguiremos por los siglos de los siglos…
La lectura es vida, lo demás es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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