¿A quién creerle?
¿A los que afirman que el retorno del PRI a Los Pinos y al Palacio Nacional sería un retroceso para México?
¿A los que señalan que los del PAN no saben gobernar y que en 12 años han hecho lo que en el PRI hicieron en 70 años?
¿O a los que aseguran que el PAN no cumplió con las expectativas de la sociedad mexicana en estos dos últimos sexenios y que los del PRD no garantizan mejores gobiernos para el país?
Como bien lo dijo Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano el día que le levantó la mano a Andrés López dándole el apoyo a su candidatura presidencial, en las elecciones del próximo domingo uno de julio “están en juego el presente y el futuro de México y los mexicanos”.
Si usted que me distingue con su atención para leer esta columna milita en un partido político, seguramente ya tiene definido su voto.
Pero si es de los que figuran en esa estadística de indecisos, es decir de los que todavía no definen a qué candidato o partido darán su voto, debe razonarlo.
Esa es una de las ventajas que tiene nuestra incipiente democracia: el poder elegir de entre varias opciones políticas e ideológicas para que nos gobiernen.
Sin embargo, yo creo que el problema con los partidos políticos o los candidatos no radica en la ideología que estos profesan sino en la no aplicación de la misma cuando ya se está gobernando.
Pasa algo similar a los de las religiones, que todas pueden ser buenas pues tienen un mismo fin, pero quienes las practicamos no nos apegamos a lo que estas establecen.
El problema pues, es, como bien lo definió don Jesús Reyes-Heroles, de fondo y no de forma.
Rumbo a la elección presidencial del primer domingo del mes de julio próximo, ya están definidos los virtuales candidatos que participarán en la contienda:
Josefina Vázquez Mota, por el PAN, Enrique Peña Nieto por el PRI y el PVEM, Andrés López, por los partidos PRD-PT-Movimiento Ciudadano y Gabriel Quadri de la Torre por el PANAL.
Y sea quien sea, quien se siente en la silla que dejará vacante a partir del uno de diciembre del presente año, Felipe Calderón Hinojosa, debe tener bien clarita la película de lo que México requiere y necesita para superar sus problemas y para iniciar ese despegue que se necesita para alcanzar otros estadios de bienestar y de progreso para las mayorías.
Es vergonzoso que nuestro promedio de pobres supere los 50 millones de personas.
Reducir esas cifras es un reto enorme, pero tomemos el ejemplo de Brasil que enfrentaba hace 10 años atrás una situación un tanto similar a la mexicana.
Yo insisto que lo que más les falta a nuestros políticos, es voluntad.
Claro, muchos podrán decir que también los recursos económicos suficientes, pero más que nada, que tengan ganas de hacer las cosas pensando en el bien común y no en el bien personal.
Eso de las comaladas sexenales de millonarios ya debe ser cosa del pasado.
Pero no del reciente sino el de más atrás porque según ha trascendido en últimas fechas los grandes negocios que benefician a la familia presidencial en turno y a algunos de los más allegados, siguen siendo una práctica.
Lo que necesitamos es que nuestros políticos, sean del signo ideológico que sean, se pongan las pilas y se solidaricen de verdad con el país.
Y que se olviden de pillerías.
¿No cree usted?
La lectura es vida, lo demás, es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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