Es cierto
que durante las campañas políticas, en cualesquier país se practica la llamada
guerra sucia, pero me pregunto si los dirigentes de los partidos políticos y
sus candidatos o candidatas no pueden ser más propositivos que inquisitivos.
Que los
candidatos y candidatas nos digan con
mayor claridad qué ofrecen, pero no falsas promesas.
Que no nos
quieran ver la cara.
Y que no
conviertan la arena política, en un lodazal.
No tengo ni
idea de cuántas campañas he sido testigo de que se ha privilegiado más el
desacreditar al adversario que hacer propuestas al electorado.
Pero creo
que ya se deberían dejar de pendejadas y centrarse en lo que realmente nos
interesa a los ciudadanos y ciudadanas de este país: la solución real y pronta
a los problemas diversos que nos aquejan.
Porque si
nos dedicamos a la descalificación y a la crítica con saña y muchas veces sin
fundamento, serían avis raris aquellos o aquellas que pudieran hacerlo con
calidad moral.
Eso de que
tal o cual partido, tal o cual ex presidente de la república, gobernador o
alcalde hico o no hizo, mal o bien, no debería priorizar el debate público.
Necesitamos
poner sobre la mesa, los problemas nacionales y las posibles soluciones.
Llevamos
años y años diciendo que ahora si ya se van a resolver y seguimos igual o peor.
En el ámbito
del poder público federal ya nos han gobernador dos ideologías distintas y la
verdad de las cosas es que no se aprecia la diferencia.
En varias
entidades, como Tlaxcala por ejemplo, ya han gobernador tres distintas fuerzas
políticas y los tlaxcaltecas siguen igual de jodidos.
¡Ah!, pero
eso sí, la mayoría de los que se desempeñaron como servidores públicos con
responsabilidades de primer, segundo y hasta de tercer nivel, viven como jeques
petroleros.
Alguien me
decía la semana pasada que si hacíamos una revisión de los ricos de abolengo o
de antes y los ricos de ahora, veríamos con asombro que los primeros se han ido
extinguiendo como los dinosaurios y los nuevos provienen de las llamadas
comaladas sexenales de millonarios.
Otras veces
he dicho en este espacio que lo que se necesita para superar las adversidades
en México se requiere voluntad política.
Y eso es lo
que más escasea.
Por
desgracia.
Así es que
no vale tanto la pena en saber si fulano o zutana es un mal candidato o mala
candidata y si el partido o partidos que los postularon, son también peros,
malos o buenos.
Lo que hay
que exigirles, a todos, es que se preocupen por ser más propositivos.
Que nos
digan cómo van a lograr cambios efectivos en este país y cómo van a solucionar
realmente sus problemas.
Que se dejen
de simpladas y que veamos que realmente son capaces y que tienen la estatura
para conducir a México por el nuevo tramo sexenal que habrá de iniciar el uno
de diciembre del presente año.
Ser
presidente o presidenta de este país es cosa seria.
Eso es lo
que importa.
¡Ya basta de
payasadas!
La lectura
es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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