No ha sido uno de mis actores mexicanos favoritos.
De hecho, recuerdo que en las primeras películas que vi de él, hacía el papel de villano.
Como en aquella de Cantinflas donde hace el papel del hijo del cacique del pueblo: El Padrecito.
Pero con el tiempo, Rogelio Guerra fue protagonizando películas y novelas para la TV en las que se logró despojar del estereotipo del villano y además de ser el galán de moda, demostró ser un buen histrión.
Los ricos también lloran, con Verónica Castro, fue un buen ejemplo de ello.
El tema viene a colación porque leí la semana pasada sobre la resolución de una jueza Delia Rosey –por cierto su nombre suena un tanto artístico- en la que falla a favor de TV Azteca y en contra de Rogelio Guerra en un conflicto legal que los confronta.
Y según la decisión de la juzgadora, con el fallo que lo obliga a pagarle a Azteca Novelas, filial de TV Azteca 26 millones de pesos, el actor perderá su única casa, se le embargarán todas sus cuentas bancarias, el nombre artístico, las regalías que le otorga la ANDA y la ANDI y todos aquellos pagos que reciba en teatro o televisión hasta que cubra el monto referido.
O sea que lo dejarán únicamente con lo que trae puesto.
Y por mucho tiempo.
No es que me parezca indebido que por el hecho de ser un reconocido actor, se le deban guardar ciertas consideraciones.
Las leyes son para aplicarse y no excluyentes.
El problema es que cuando se trata de los intereses de Ricardo Salinas, la cosa cambia.
El poderoso empresario mexicano, a quien antes de que Elektra registrara pérdidas por unos 4 mil millones de dólares en días pasados, se la había calculado una fortuna de unos 17 mil millones de billetes verdes, se ha convertido en un ser intocable en este país.
Ha cometido delitos por los que no se la ha podido juzgar tal vez porque los juzgadores le tienen miedo a ser exhibidos en TV Azteca.
Inclusive, en estos días se está ventilando una multa fiscal que el SAT le aplicó al corporativo de Salinas, por varios miles de millones de pesos y a pesar de que el asunto lleva ya varios años, no se ha podido hacer efectiva la sanción porque el empresario recurre a artimañas leguleyas para evadir la acción de la justicia.
Están los casos de la toma del Canal 40, lo de la venta de autos chinos que es un verdadero fraude y que afecta a muchos mexicanos que compraron esos vehículos en Elektra, lo de las acciones del holding Unefon-Nortel en el que se embolsó varios millones de dólares en perjuicio de los accionistas de esas empresas.
De niño llamaban mi atención las tiendas Salinas y Rocha que son la base del emporio que ahora tiene Ricardo Salinas y siempre creí que todo ese capital era bien habido.
Me imaginaba que su situación era un tanto similar a la nuestra, con el negocio de mi padre.
Hoy no puedo pensar lo mismo al ver que la fortuna del señor Salinas Pliego ha crecido hasta los casi 20 mil millones de dólares.
¿Cuántos de esos millones fueron ganados en buena lid?
Bien dice el dicho que, poderoso caballero es don dinero.
Que con dinero baila el perro.
Y sí, con dinero, se llevan al baile a Rogelio Guerra.
Tenía razón el autor de la sentencia: se puede hacer justicia y no ser justo.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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