Bueno y ¿por qué mejor Andrés López no se va a La Chingada?
No piense usted amable lector que este modesto tundeteclas está sugiriéndole al ex candidato presidencial de la coalición Movimiento Progresista se vaya a jondear gatos de la cola.
Lo que pasa es que el ex jefe de gobierno dijo en plena campaña por la Presidencia de la República que si no ganaba el uno de julio próximo pasado se iba a ir a La Chingada, un rancho que es herencia familiar y que se ubica en su tierra natal, Tabasco.
Ahora, tampoco sugiero que el señor López se olvide del conflicto poselectoral, de la política, y se vaya a refugiar a su rancho y que allí se quede para siempre.
Antonio López de Santa Ana, ese personaje al que tanto hace alusión el señor López, solía irse a La Manga, su rancho en Varacruz, a reflexionar y serenarse.
Por ello, le sugiero a Andrés, que se vaya unos días a reflexionar sobre todo lo que ha pasado en estos meses de pre, de campaña y posteriores al proceso electoral federal en el que poco más de 50 millones de mexicanos y mexicanas en edad de votar participamos emitiendo nuestro voto por quien nos convenció de ser la o el más idóneo para gobernar el país los próximos seis años.
Yo al menos, no fui a votar influido por la televisión o por algún acomedido que nunca falta.
Es más, ni siquiera a mi esposa y eso lo he hecho desde hace muchos años ni a mi hija que fue a votar por primera vez en su corta vida, les sugerí por quién hacerlo.
El voto es secreto y además libre.
Aun con todo y que el señor López diga que esos 19 millones de personas que votaron a favor de Enrique Peña Nieto, el candidato presidencial del PRI, lo hicieron para favorecer que regrese la corrupción y todo lo peor que ha gobernado a esta nación. ¿Será?
Es más, a fuerza de ser sincero, debo decir que yo voté por tres muertos: Gilberto Rincón Gallardo, para presidente de México; Samuel Rueda Fernández, para senador de la república y por Abraham Morales para diputado federal por el distrito 01.
El primero fue un férreo defensor de las personas con capacidades diferentes –una de mis columnas que aborda el tema, fue seleccionada por la página web que maneja la Conapred, institución que él forjó- y fue un luchador social que siempre defendió las mejores causas de México y que, como candidato presidencial, buscó llegar a la titularidad del Poder Ejecutivo Federal para desde allí llevarle beneficios a quienes los necesitan.
El segundo, Samuel Rueda, fue un destacado catedrático de la UABCS quien en 1993 fungió como candidato el PRD a la gubernatura del estado, pero, obviamente no ganó. Fue un hombre muy inteligente a grado tal que cuando hizo el examen para su grado Master allá en Arizona Estados Unidos, fue necesario traer otros integrantes de un Jurado de Chicago para que lo calificaran porque el de aquella ciudad fronteriza con Sonora, se declaró incompetente. Lamentablemente, Samuel falleció en un accidente automovilístico un día que salía de la universidad allá por lo que ahora es el libramiento que lleva el nombre de mi bien recordado compadre, Daniel Roldán Zimbrón.
Don Abraham Morales fue un luchador social al que conocí y con el que trabé una amistad a pesar de nuestras diferencias de edades, allá en el Valle de Santo Domingo. Residía en Ciudad Insurgentes y lo recuerdo siempre con folders bajo el brazo, relacionados con gestión de problemas; con su overoll de mezclilla o pantalones con tirantes y a veces una boina de estambre en la cabeza. Siempre defendió a los desvalidos y nunca hizo algo de lo que tuviera que avergonzarse.
Yo sé que mi voto, obvio, se invalidó pero al fin y al cabo, lo hice así porque ni la candidata del PAN, ni los candidatos del PRI, ni del PRD-PT-MC me convencieron para votar por alguno de ellos.
El que me despertó alguna simpatía fue Gabriel Quadri, pero darle un voto era equivalente a echarlo a la basura y creo que tenían más peso moral las personas por las que voté, que el candidato de Nueva Alianza.
Así es que insisto: que el señor López se vaya a La Chingada y que se tome un descanso que mucho lo necesita, al fin y al cabo que hasta el 5 o 6 de septiembre sabremos sí se ratifica el triunfo de Peña Nieto o los magistrados del TEPJF le dan la razón al tabasqueño.
¿No cree usted?
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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