Con motivo de la Carta al Rector, me escribieron dos personas: una el estudiante con discapacidad al que hice referencia, Rosemberg Román y el otro, un egresado de la UNAM que radica en La Paz, Adolfo Angulo Lobato. Publico ambas misivas para que el lector pueda tener dos puntos de vista sobre lo comentado en la carta al doctor José Narro:
Estimado Humberto:
Ante todo gracias por dedicar tus letras, el espacio a mi persona y la situación conocida, valoro tu interés y no dudo que tus gestos son de trascendencia para un bien común. Recién leí tu carta al Rector y la considero valiosa y pertinente, aunque para ser honestos, es tanta la burocracia en UNAM que al día de hoy dudo mucho que el Dr. Narro haya recibido información alguna de este asunto, yo mismo no he recibido postura o comunicado alguno de la Universidad. Debo decirte con plena seguridad que no existen condiciones basadas en el derecho humano que permitan tomar clases en la Facultad de Psicología UNAM para una persona con discapacidad o con movilidad física reducida. Existen rampas para transitar en toda la parte baja de la Facultad y cafetería, pero de ningún modo para acceder a los salones de planta alta. La Facultad cuenta con 2 edificios, A y B, en donde se imparte el grueso de materias de Licenciatura, las materias se imparten "casi" todas en salones de 1o a 3er piso. Toda planta baja se ocupan para oficinas administrativas y otras áreas. Los baños para alumnos se encuentran en un 2o piso. Ninguno de estos edificios cuenta con acceso excepto escaleras a esos niveles. Hasta ahí eso es tangible e irrefutable, he notado con frecuencia la confusión, al ver rampas en planta baja asumen muchos que todo es accesible, sin embargo es un vicio y mal común, hacer rampas abajo y no crear acceso a plantas superiores, "como si la gente discapacitada física no tuviera necesidad ni derecho de acceder a todos los espacios". Pude solicitar ayuda diariamente a los compañeros alumnos para subir a mis clases, de eso no hay duda, pero bien... ¿es lo justo? ¿es lo correcto en una universidad que se presume una de las 100 mejores del planeta? ¿eso no me hace más dependiente de lo que soy? ¿no afecta mi seguridad personal por tener que subir con una silla motorizada de 40 kg de peso más yo con riesgo abierto de caer y lastimar a otros? ¿eso no me coloca en desventaja clara frente a otros alumnos y me limita a ir a clases sin hacer uso de otras oportunidades académicas? Considero que es injusto y que las condiciones de la UNAM son anacrónicas a nuestras demandas sociales contemporáneas y el prestigio que presenta. Existen otros edificios con elevador, es cierto, pero ahí no se imparten clases. Del transporte adaptado, existe es cierto, pero serán de 2 a 3 autobuses contra 30 o 50 no tengo idea de cuantas unidades posea el PUMABUS, encontrar uno a la hora en que se ocupa es tener exceso de suerte y nunca una seguridad sensata. No existen suficientes rampas en aceras ni mucho menos una ruta peatonal accesible entre diversos puntos de CU. En otras palabras, la exclusión e inequidad es manifiesta y abierta al no conceder igualdad de condiciones y oportunidades en el transporte. Peor que todo lo mencionado, es no haber encontrado empatía y ánimo alguno de conceder estrategias alternativas para librar tener que subir a planta alta a tomar clases. No ahondo más, el relato ya es conocido. Frente a todo, pude haber regresado en el silencio pleno y cotidiano de las injusticias, pude haberme mantenido en esa tipicidad del mexicano frente a lo que no le favorece y no le genera beneficio alguno, pero sobre todo, quedarme con el temor común por luchar contra todo un sistema y una institución monstruosamente grande, para bien o mal, hacer eso no es parte de mis convicciones personales, decidí abonar con mi caso a que un buen día cercano ser discapacitado no sea un inconveniente para ser estudiante pleno y común en la Facultad de Psicología UNAM. De ahí las respectivas denuncias en CONAPRED y CNDH. Le envío un abrazo, mis agradecimientos, quedo a sus órdenes...Rosemberg Román.
Saludos. Mi nombre es Adolfo Angulo Lobato. Leí con agrado y emoción su carta al rector de la UNAM el día lunes 17 de septiembre de 2012. En la sección opinión de El Sudcaliforniano. Página 4a. Sec. A. Deseo comentarle algunas cosas sobre la UNAM. Ya que la conozco. Estudié en la UNAM y la frecuento con regularidad. Tengo cerca de un mes que fui por esta pasada oportunidad. Señor Zamora, comentarle que es más valioso tener un gran corazón y amor por los semejantes, que como usted lo tiene. Ya que se preocupó por este artículo publicado sobre la UNAM. Y, un estudiante con capacidades diferentes. Comentarle además, que un título o carrera universitaria, es relativo, cuando se tiene esa gran capacidad para la comunicación, que como usted muchos la tienen. Leo desde varios años el periódico El Sudcaliforniano y todas sus secciones. Este periódico es excelente. Pocas notas me impactan tanto como algunos comentarios, y el que usted hace, para mi es importante. Deseo al mismo tiempo informarle lo siguiente: Sobre la UNAM se dicen bastantes cosas. La mayor parte de ellas positivas. La UNAM tiene por lo que respecta al transporte escolar interno un excelente parque vehicular para estudiantes, entre los que destacan algunos autobuses de transporte interno denominados : "puma-bus". Algunos con rampa. Algunos, no. Pero todos con espacios preferenciales para personas con capacidades diferentes. Todas las áreas universitarias, tienen rampas para sillas de ruedas. La biblioteca central de la UNAM tiene elevadores muy modernos. La hemeroteca nacional tiene en todas sus secciones elevadores. Varias facultades tienen elevadores. De hecho la UNAM, da oportunidad de empleo a personas que estudian en ella con capacidades diferentes. En lo personal, cuando yo estudiaba la licenciatura, tenía compañeros con capacidades diferentes: uno ciego, algunos en sillas de ruedas (paralíticos ). Algunos mancos, algunos con una sola pierna. En fin, la lista es extensa. En lo personal, nunca conocí un sólo caso, de estudiantes que abandonaran sus estudios por limitaciones en capacidades diferentes. O, porque la UNAM no contara con instalaciones propias para este sector de la población estudiantil. Si conocí casos de estudiantes, que abandonaron sus estudios porque la UNAM, no tenía profesores que hablaran algunos dialectos regionales de el país. La UNAM, tiene un centro de estudios de lenguas extranjeras: (el cele). Pero, no tiene un centro de estudios de lenguas autóctonas mexicanas. En sus inicios (época de Justo Sierra), la UNAM, tenía en sus áreas de estudios, la enseñanza de el otomitl y el náhuatl, lenguas autóctonas nacionales. Actualmente la única universidad que enseña lenguas autóctonas regionales es la Universidad de Chapingo. Escuela que conozco, respeto y admiro como a pocas. Regresando a la UNAM: en lo que al deporte respecta, en los campos deportivos me ha tocado observar que existen equipos de basquetbol. De nado, y en varios deportes. Aquí en La Paz, B.C.S. existen varias organizaciones de egresados de la UNAM. Y, si usted asiste alguna vez a sus reuniones puede preguntarles sobre lo que la UNAM es hoy, lo que fue ayer. Y, lo que la UNAM seguirá siendo. Gracias y espero que estos comentarios ayuden a despejar alguna dudas. Atentamente : "Por mi raza hablará el espíritu " . La Paz, Baja California Sur. 21 de septiembre de 2012.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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