El término, predicar en el desierto, viene en un pasaje de la Biblia.
Hoy he decidió traerlo a colación para ilustrar el tema de esta entrega.
El fin de semana pasada estuvo en mi oficina, el presiente de Adibacal, Carlos Flores que no es otra cosa que la Asociación de Diabéticos de la entidad, para entregarme el programa de la XII Jornada que llevarán a cabo el próximo mes de noviembre.
Al recibirlo, me dijo algo que me inquietó:
“Fíjese que ando pensando seriamente en aventar la toalla”.
Este es un término que se usa en el boxeo cuando el mánager o entrenador del contendiente que va perdiendo la pelea de fea manera, lanza la toalla al interior del ring para pedir que se pare.
El Maestro en Ciencias lleva años luchando por lograr que todas aquellas personas que tienen la terrible enfermedad llamada Diabetes, en todos sus tipos, se preocupen por saber de ella, cómo sobrellevarla, ya que no se puede erradicar del organismo humano hasta ahora y que hay qué hacer para una calidad de vida, aceptable.
Junto con otros compañeros afectados por la enfermedad ha recorrido diversas entidades del país, asistiendo a foros, reuniones y demás, para estar al día en lo que respecta a los avances que se han logrado en la medicina para tratar la Diabetes y para conocer los adelantos científicos o tecnológicos que se tienen ahora para evitar que esa enfermedad acabe con su vida, si la tiene.
Pero, a pesar de todo el esfuerzo y los logros modestos, a la mejor, pero logros al fin y al cabo que se han alcanzado, el maestro Flores, siente que sus esfuerzos son vanos y que ese llamado que hace a los diabéticos y sus familiares para que se interesen y se sumen a la organización en su propio beneficio, es como predicar en el desierto.
Sería lamentable que dejara esa actividad que raya en el martirilogio, porque la Diabetes es una enfermedad que tiene cifras espeluznantes en la república mexicana.
Y no sólo aquí en México, sino en todo el mundo.
“Nos decía un especialista que cada segundo surgen tres nuevos casos de diabéticos en el mundo”, me dijo preocupado.
Y no es para menos, por todo lo que ello representa.
La Adibacals no es una organización con fines de lucro, desde luego.
Es de voluntarismo y eso lo hace una odisea, un reto, más enorme.
Yo le diría al maestro Flores que no tire la toalla, que el que persevera alcanza y que como la humilde gota de agua que logra al paso del tiempo horadar la piedra, habrá de llegar el día en que los frutos de su apostolado, sean mayores.
Una día en ese mismo sitio que el maestro Flores estuvo sentado, también lo estuvo una señora que maneja un banco de alimentos para personas menesterosas, incluidos niños y niñas.
Había solicitado que una cadena de tiendas departamentales les obsequiara aquellos artículos de consumo que estuvieran a punto de caducar, para incrementar el stock del banco de alimentos, pero la mandaron por un tubo. Todo eso se va a la basura, igual que en otras tiendas similares.
Andaba desesperada también porque otra cadena comercial exitosa se negaba a apoyarla con el famoso redondeo.
Hace unos meses me habló para decirme que, finalmente, le entregarían un cheque producto del redondeo y por varios cientos de miles de pesos.
Ojalá y que mi presidente de la Adibacals también me de la buena noticia en el futuro, de que siempre no tiró la toalla.
La lectura es vida…lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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