“Dígale a la oficial mayor que no me voy a prestar a este jueguito de hacerle el Tío Lolo, con los estímulos a los trabajadores del área a mi cargo, no me gusta la simulación y no estoy de acuerdo en que de esa manera se reconozcan los supuestos méritos de ellos para premiarlos”, le dije a la empleada que me fue a solicitar los nombres de los trabajadores que yo quería que se les diera el estímulo correspondiente al mes en curso.
Los empleados bajo mi responsabilidad administrativa en el IX Ayuntamiento de La Paz en el área de Difusión y Relaciones Públicas, se inquietaron y lamentaron que yo reaccionara de esa manera, pero luego de dialogar y hacerles ver que nos prestáramos a esas decisiones que rayaban en el cinismo, no era como para sentirse orgullosos.
Y es que los estímulos y recompensas que se entregaban mensualmente a las y los trabajadores de la administración municipal, no se basaban realmente en su puntualidad en la entrada a sus labores, su comportamiento, rendimiento, capacidad etcétera, sino simple y llanamente el jefe o titular de la dependencia correspondiente palomeaba o daba su VoBo para que a determinado empleado o empleada se les otorgaran esos premios, que incluían dinero en efectivo.
Supe después que mi acción provocó desconcierto en la Oficialía Mayor y en la Presidencia Municipal, pero respetaron mi decisión.
Cuando faltaban unos 15 días para que Víctor Castro Cosío asumiera el cargo de presidente municipal del XII Ayuntamiento de La Paz, le entregué un decálogo durante un desayuno, en el que le mencionaba 10 acciones que, ya una vez instalado en el cargo podría aplicar para beneficio de la propia administración municipal y de la sociedad en su conjunto.
Entre esas recomendaciones, estaba la de que suprimiera lo de los estímulos y recompensas a fin de que se estableciera la entrega de los mismos bajo un criterio real y confiable para seleccionar a los recipiendarios de esos beneficios y que esto sirviera a su vez, de estímulo para que todos los empleados y empleadas municipales se preocuparan por cumplir bien sus tareas sabiendo que entre mejor lo hicieran, serían recompensados.
No sé si lo hizo o no, pero lo anterior viene a colación porque la profesora Elba Esther Gordillo asegura que mediante Carrera Magisterial, los trabajadores de la educación en el país que están sindicalizados, cumplen con perfeccionar sus conocimientos y mejorar sus métodos de impartición de clases y que por ello no se les puede acusar de ser un factor negativo en los pobres resultados educativos que tenemos en México.
Dice Carlos Loret de Mola en una de sus columnas, que una fuente de muy alto nivel relacionada con la dirigencia del SNTE le comentó de que hubo un acuerdo entre el sindicato, la profesora Gordillo y la Secretaría de Educación para que no se divulgaran con cifras, los pobres resultados de los exámenes que presentaron hace unas semanas los profesores.
Que se utilizaran otros términos para subrayar las deficiencias pedagógicas y de conocimientos en general que mostraran nuestros próceres de la educación.
De que andamos mal en materia educativa en este país, ni quien lo dude. Y de que mucha de la culpa de ello está en el sindicato que lidera la Gordillo, también.
Es más yo también me declaro culpable: de haber aceptado un interinato de tres meses en una escuela primaria, la “General Felipe Angeles” de Ciudad Constitución, BCS, cuando no tenía los conocimientos suficientes para hacerlo. El hecho de que haya presentado todos los exámenes de las cuatro materias básicas para obtener el certificado de Secundaria Abierta, en un solo día y sin haber leído uno solo de los más de 50 libros que había que consultar, no me acreditaban para ese interinato.
¿Cuántos profesores y profesoras tendrán el valor, o los hue….para aceptar también sus culpas?
¡Hay, se las dejo!
La lectura es vida, lo demás, es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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