Aunque sé que es muy difícil que se entere, quiero hacerle una petición al nuevo presidente de la república, Enrique Peña Nieto.
Y la hago, basado en los ofrecimientos que hizo tanto en campaña como en los días previos a su toma de protesta, de que quiere hacer las cosas diferentes y, sobre todo, modificar el modelo del combate al crimen organizado en aras de reducir el índice de mortandad, tanto directa como indirecta, que esa lucha del Estado genera, prácticamente en todo el país.
Aquí en este espacio, hablé de que el recién fallecido y ganador póstumo de la medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado de la República, Don Ernesto de la Peña, había expresado su deseo de que, palabras más palabras menos, en lugar de sitios de muerte, hubiera lugares para escuchar música y con ello, suavizar la actitud de los mexicanos y mexicanas.
Y con la promesa de un cambio que ofreció el señor presidente Peña Nieto, quiero pedirle que, a través del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, se le brinde apoyo al Encuentro Internacional de Mujeres Poetas en el País de las Nubes que se venía celebrando desde hace 20 años en la región mixteca de Oaxaca pero que llega a su fin por falta de apoyos de parte de las autoridades, según ha confesado su promotor, el escritor y poeta, Emilio Fuego.
Allí, en esa región del país tan marginada, se han dado cita puntualmente año con año, mujeres poetisas de casi 50 países del mundo.
Además del intercambio de experiencias, de trabajos y de convivencia, se imparten cursos y talleres a niñas de la región mixteca.
Esa es una forma de cambiarle el rostro al México violento que acapara las principales noticias de los periódicos y medios electrónicos, todos los días.
Hay que cambiar libros por armas y balas.
“La montaña bostezó/ La noche oscura/ caía sobre mi cabeza/ Los colores del camaleón/ crujieron en mi boca”.
No es un extracto de un poema de una de las poetisas asistentes al encuentro ni de algún destacado poeta mexicano o de algún otro país.
Es, la inspiración ¡de una niña mixe de 9 años! que participaba en un taller de poesía en 1998, en la comunidad de San Marcos Arteaga, Oaxaca.
Hay que fomentar más ese tipo de actividades.
Y sobre todo, rescatar, evitar que se extingan, aquellas como las que Emilio Fuego y quienes lo respaldan, han llevado a cabo durante dos décadas, sin fines de lucro y con la sola idea de formar mujeres mexicanas con mejores conocimientos y con una actitud de rechazo total hacia la violencia y el crimen.
Por ello la petición al ciudadano presidente de la república.
No pido mucho.
Sólo un poquito, pero que considero suficiente para que este encuentro internacional de mujeres poetisas de diversas partes del mundo no muera y que al mismo tiempo, ya no mueran tantos por esta trágica guerra contra el crimen organizado.
Señor presidente Enrique Peña Nieto, usted tiene la respuesta.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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