¡Otra vez los números!
El pasado viernes fui a renovar mi
credencial de elector al módulo del IFE que está por las calles donde se juntan
los nachos, que no las nachas, aunque
si hay mucha gente solicitando ese documento, habría que hacer cola sentados y
entonces le dolerían las ídems:
Las calles son, la Ignacio Allende y la Ignacio Altamirano.
Las calles son, la Ignacio Allende y la Ignacio Altamirano.
Por cierto, un día tomé una foto de los
letreros que indican los nombres de ambas calles y si logro alguna vez montar
una exposición fotográfica, el pie de foto diría: ¡Sale, una orden de nachos!.
Pero decía que otra vez los números.
Lo que pasa es que me fue asignada la
ficha número 8.
Hasta hace unos años, me resignaba a
aceptar que ese era mi número kármico y no el 7, que por todos lados me ha
seguido y que sin duda es un número mágico.
Viendo el papelito con ese número que
parece una pista de Hot Wheels, empecé a reflexionar sobre el número 8 y mi
relación con el mismo.
Y es que recordé que en los últimos días
de diciembre, en un convivio en el que coincidí con mi paisano y colega de la
pluma –no por lo de gallinita, como
cariñosamente se le conoce en el gremio, sino porque escribe a diario- Jesús
Chávez, me dijo que había leído la última columna de ese emblemático año, por
lo de la profecía maya, que dicho sea de paso no se cumplió como se especulaba
y en la que abordaba el tema de las coincidencias en lo de los números, entre
la trágica muerte de la famosa Diva de la
Banda, Jenny Rivera y el malogrado ex candidato presidencial, Luis Donaldo
Colosio.
¿Estaba predestinado que me correspondiera
la ficha número 8 allí en el módulo del IFE?
Hice un recuento: mi nombre, Humberto
tiene 8 letras, mi madre se llama Ambrosía y tiene 8 letras, somos 8 hermanos
de la misma madre, porque don Leoncio dejó por allí otros herederos; la primera
novia, aunque casi más bien fue simbólica, se llamaba Alma Rosa y terminé
casándome con una Alma Rosa, que son 8 letras; mi hijo mayor Humberto Alejandro
suma 17 letras y también el menor, Gabriel Humberto, que dan 8; el primero y el
tercero de los tres nombres que tiene mi
hija y que desde niño pensé en bautizarla con ellos, son los de Yamóriva y
Paulette, tienen cada uno, 8 letras; el nombre de la calle donde vivo es
Valentín, que tiene 8 letras y he vivido en tres ocasiones sobre calles con ese
mismo nombre; si sumo las fechas de mi nacimiento con los números que arroja mi
nombre, vuelve a dar 8; hasta la fecha he trabajado en 8 periódicos diarios de
3 estados y vivo en La Paz, BCS, que suman 8 letras.
Entonces, era lógico que ese día allá en
el módulo del IFE, me correspondiera la ficha número 8, ¿no cree usted?
La lectura es vida, lo demás…es lo de
menos…hzr@prodigy.net.mx
P:D: Si su credencial inicia con el
recuadro 2012, tiene que renovarla. Hágalo y no deje de recojerla.
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