¿Recuerda usted que dentro del arguende ese de la celebración de los primeros 200 años de nuestra Independencia y 100 de nuestra Revolución, hubo una ceremonia oficial en la que los restos de los héroes que participaron en el primer movimiento armado fueron trasladados de nuevo a la Columna de la Independencia luego de ser exhibidos en el Palacio Nacional?
Pues ahora parece que nos dieron gato por liebre.
Que como aquello de que ni son todos los que están ni están todos los que son, hay una verdadera revoltura de restos que no se sabe bien a bien si en realidad pertenecen a los hombres y mujeres que ofrendaron sus vidas para darle a nuestra nación el status de independiente y más justa.
Resulta que los huesos que se supone pertenecen al general Mariano Matamoros en realidad son ¡los de una mujer!
Sí, así como lo lee.
Este descubrimiento se dio en el 2010 cuando primero se hizo un estudio antropológico de los restos pero no se dijo nada ni en esa fecha ni el 30 de julio del 2011 cuando se sacaron sus restos del Palacio Nacional, junto con los de los demás para ser trasladados de nuevo a la Columna de la Independencia.
¿Qué pensará de esto mi querido general?
Y al parecer también hay dudas en el caso de los restos de mi paisano el general Guadalupe Victoria pues los restos que tiene la urna con su nombre, según el estudio antropológico corresponden a un adulto de entre 45 y 50 años, pero el destacado militar murió a los 57 años.
Desconozco el motivo por el que las autoridades federales no dijeron nada al respecto en las fechas señaladas, pero la realidad es que nos engañaron como a un chino.
¿Es muy grave lo sucedido?
Puede ser que no, pero sirve para el anecdotario.
Como aquella ocasión en que mi compadre Gabriel Renero y Raúl Marín, uno tesorero municipal y el otro, secretario particular del alcalde Alfredo Polanco, a punto estuvieron de cometer un error al regresar de Los Angeles, California a Ciudad Constitución luego de comprar unos aparatos para la repetidora del Canal 13.
Los residentes de la cabecera municipal de Comondú habían estado exigiendo que se instalara una repetidora de un canal con cobertura nacional y Alfredo Polanco se echó el compromiso de adquirir los aparatos con la participación de un Patronato que se integró para tal fin.
Resulta que ese día en que Renero y Marín se disponían regresar al país, allá en el aeropuerto de Los Angeles, en la zona de embalaje había dos enormes cajas prácticamente iguales y cuando ellos tomaron la que suponían contenía los aparatos electrónicos adquiridos y emprendieron el camino hacia la zona de Aduanas, un guardia les detuvo con gritos desaforados indicándoles que llevaban ¡un muerto embalsamado que debía ser enviado a Chicago!
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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