Hace unos días me topé con un libro que me obsequió a finales de 2004 o principios del 2005, Maribel Collins, cuyo titulo es Los Cuatro Acuerdos y que el día que me lo llevó a la oficina que ocupaba yo en el palacio de gobierno me dijo, en tono amistoso, que era el primer hombre que la había hecho llorar.
Desde luego no por una ofensa o algo parecido, sino por una carta de felicitación que le envié, con motivo de su cumpleaños.
Lo anterior viene a colación porque uno de los famosos cuatro acuerdos, es No hacer Suposiciones.
Por desgracia, los habitantes de este país somos muy dados a hacer suposiciones, en todos los sentidos y de todos los asuntos.
Como por ejemplo, lo sucedido hace unos días allá en la torre de Petróleos Mexicanos, tema que abordé el pasado 4 de febrero y en la que, sin ser, desde luego, un técnico especialista en explosivos o ingeniero civil ni nada por el estilo, simplemente un cronista de la vida o un observador de lo que pasa, opiné que la hipótesis de un posible atentado, de un acto terrorista, debería desecharse.
En los días posteriores, los especialistas, me dieron la razón y coincidieron en que la explosión que ocurrió el pasado en el complejo de edificio de Pemex allá en el DF no tenía nada que ver con un atentado.
Yo dije que por las características de los daños provocados no se podía hablar de un atentado con explosivos, pues había sido una explosión mas bien limpia, como las que provocan los estallidos del gas que proviene de fugas en casas o edificios.
Y hacía referencia a las diferencias entre las explosiones que dañaron las embajadas de Estados Unidos de América en países africanos o el edificio federal de Oklahoma.
Recuerdo que hace algunos años, los vendedores de los sistemas de gas para los vehículos automotores, basaban la fuerza de su argumento para venderlos en el hecho de que al interior de los motores, se daría una explosión mas limpia y eso alargaría la vida de los mismos.
Desde luego, los dueños de los vehículos no se interesaron en masa por esos sistemas, porque les entró la duda de que al operarlos con gas, las probabilidades de una explosión estarían gravitando sobre los mismos.
Sin embargo, con respecto al caso de las torres de Pemex, se han hecho suposiciones y especulaciones de todo tipo.
Incluso, se acaba de integrar una comisión en el Congreso de la Unión para que se investiguen los hechos y se sepa la verdad de lo ocurrido.
Ya sabemos que esas comisiones sirven para maldita la cosa e incluso algunas que son más formales, sólo le significan una sangría económica al Poder Legislativo Federal, pues no son productivas ni de beneficio alguno.
En el actual periodo legislativo, se sumaron 12 nuevas comisiones que no produjeron una sola iniciativa y sin embargo junto con otras 26, se gastaron 6 millones de pesos sin contar los recursos extras que se cubren a los integrantes de las mismas.
Yo en el caso de la explosión en el edificio de Pemex, argumenté con elementos probatorios, no con suposiciones.
Hacerlas, lo único que crean es más confusión y distorsionan la realidad.
¿O usted qué opina?
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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