“Nos tienen aquí como perros y yo pienso que somos seres humanos. Estamos mal, en un lugar que no es nuestro país; no tenemos ayuda de nadie, al contrario, todo el mundo nos maltrata, parecemos perros”.
Al leer lo anterior, el lector pensará en automático que se trata de una persona que fue detenida en el vecino país del norte por no tener la documentación migratoria en regla o bien que se trata de algún prisionero de alguna nación con las que ha entrado en conflicto Estados Unidos de Norteamérica.
Pero no es así.
Es el testimonio de uno de siete cubanos que hasta diciembre próximo pasado, permanecían detenidos en la estación migratoria Las Agujas, de Iztapalapa, allá en el Distrito Federal.
Esto, manda la señal de que en México, en materia de derechos humanos de los migrantes, somos candil de la calle y oscuridad de la casa.
Le reclamamos con mucha frecuencia a las autoridades migratorias norteamericanas por el maltrato que suelen dar a nuestros migrantes paisanos que se van en busca del llamado sueño americano y que en lugar de ello, muchos lo único que logran el sueño eterno: la muerte.
De las peripecias que pasan nuestros paisanos para ir a trabajar al vecino país del norte, hay muchos testimonios.
Por fortuna ahora se ve mejor el horizonte de una posible reforma migratoria que es impulsada ya no solo por el presidente Barack Obama sino también por legisladores republicanos de origen latino.
Y si allá en el vecino país del norte nos quieren tratar bien a nuestros migrantes, lo mismo debemos hacer acá en México.
Para nadie es un secreto el vía crucis que viven los migrantes centroamericanos que intentan pasar por nuestro país rumbo a la nación más poderosa del mundo.
Allí están los reportajes de la tv nacional sobre La Bestia, ese ferrocarril del sureste que todos los días viaja con cientos ya veces miles, de migrantes en condiciones infrahumanas y con elevado riesgo de perder la vida o alguna de sus extremidades como ya ha ocurrido en cantidad de veces.
Allí está la película mexicana que aborda el tema y que refleja la tragedia de quienes van en busca de un mejor nivel de vida hacia el país del norte.
Desde principios del pasado siglo XX, nuestro país se ha significado por dar cobijo a migrantes que dejaron sus países por cuestiones bélicas o políticas, pero ahora parece olvidarse esa tradición y a los migrantes se les trata con la punta del pie o como perros, según el testimonio del cubano, aquí referido.
Además de que son muchas las historias de quienes han perdido la vida a su paso por México rumbo a Estados Unidos de Norteamérica.
Creo que es momento de que dejemos de ser esa oscuridad que ahora nos proyecta como nación, en materia migratoria y seamos una verdadera luz que ilumine el camino de quienes aspiran a vivir mejor mediante el trabajo bien remunerado.
¿No cree usted?
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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