El otro día vi al ahora ya famosón, Enoch Leaño, hijo ilustre de Ciudad, antes Villa Insurgentes, personificando a mi paisano, el único que ha invadido el vecino país del norte, hayga sido como hayga sido como diría el clásico, José Doroteo Arango Arámbula, mejor conocido, no sólo en México sino en muchas partes del mundo, como Pancho Villa.
Por cierto esta fue la primera vez que me enteré del segundo apellido de mi admirado Centauro del Norte, Arámbula, y por si las moscas le sugiero El Sol, alias Luis Miguel que no se ande haciendo el chistoso con eso de no querer darle pensión a los dos retoños que tuvo con La Chuleta, mejor conocida como Aracely Arámbula, para los igualados.
Si como todo parece indicar, La Chule es pariente lejana de José Doroteo, entonces es de armas tomar y no sabe el popular cantante, que se las puede ver negras, aunque las tenga güeras.
Pero volviendo al tal Enoch Leaño, a quien no tengo el gusto de conocer personalmente pero sí a varios de sus parientes que, supongo todavía radican en Ciudad Insurgentes, les decía que leí una información en la que se daba a conocer que Discovery Chanel estaba realizando un documental en México sobre el asesinato de Francisco Villa ocurrido en Parral Chihuahua el 20 de julio de 1923, tres días antes de que yo naciera, pero 32 años después.
Para Enoch, personificar a Pancho Villa ya no es un reto pues ese personaje histórico lo ha interpretado ya en la película El ciudadano Buelna y en la serie de televisión que produjo Televisa y por la que gano un premio en España hace unos días: El encanto del águila
Como se sabe, Pancho Villa se salvó de morir en la famosa batalla de Celaya, Guanajuato cuando se enfrentó a las fuerzas comandadas por el general sonorense Alvaro Obregón, quien por cierto allí perdió una de sus extremidades superiores, misma que luego se exhibiría como pieza de museo en el DF hasta 1989 cuando el entonces presidente Carlos Salinas ordenó que lo incineraran, al brazo por supuesto, para depositarlo junto con los demás restos del ex presidente de México, allá en Huatabampo, Sonora, donde fue alcalde.
Por cierto que después de ese terrible incidente en el que perdió su brazo izquierdo, Alvaro Obregón intentó suicidarse.
Y en una ocasión utilizó una pistola pero por pura suerte no tenía bala en la recámara y no se disparó. La pistola desde luego.
Todavía no se sabe si la famosa bala estaba en la cocina, en el sótano o en el patio, pero eso sí, no estaba en la recámara, pues de haber sido así, el enfermizo Ramón Mercader no habría podido atentar contra Obregón allá en La Bombilla, que por cierto no estaba en Yucatán, sino en el DF.
Un saludo a Enoch, quien el otro día que lo entrevisto El Ticher López Dóriga, en su noticiario de la noche en el Chanel 2, mandó saludos a su querida Ciudad Insurgentes.
Y eso sí que fue un noble gesto de este histrión que puede superar al Manuel Ojeras, perdón Ojeda, el más ilustre y destacado actor que ha parido BCS.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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