Alguna vez habrá escuchado aquello de que la Ciencia Ficción se convierte en realidad.
Y, seguramente, podrá haber comprobado con el paso de los años, que algunos objetos que usted vio en alguna película o serie de televisión norteamericanas, que para el momento parecían cosas de otro mundo, hoy son una realidad.
Los teléfonos celulares, los relojes teléfono que ya están invadiendo el mercado, el auto volador del que ya hay varios prototipos y muchas cosas más.
El tema viene a colación porque hace como 30 años, escribí una mafufada que llevaba por nombre, El yonke de partes humanas.
Hablaba en ese artículo, de que llegaría el momento en que los seres humanos podríamos ir a una especie de yonke de partes humanas para comprar una refacción que nos hiciera falta.
Por ejemplo, un brazo, un ojo, una mano, una pierna, etcétera.
Parecería cosa de locos.
Incluso el colega José Soto Molina, alias Viggé, quien radica en Ciudad Constitución, se escandalizó por aquel escrito y me dedicó todo un artículo psicoanalista que para qué le cuento.
Pero, bueno yo tenía algo de razón en que un escenario futurista como el planteado en al artículo de marras, podría ser alguna vez, una realidad.
Ya se habla de las células madre y de la posibilidad de que se puedan reproducir algunos órganos del cuerpo humano con ese proceso científico que esta revolucionando al mundo y que cobró fama después de que se supo el sonado caso de la oveja Dolly, que era un clon.
Pero hay algo más increíble que lo de las células madre y las clonaciones:
La posibilidad de que usted, en su propia casa, pueda imprimir, si dije bien, i m p r i m i r, un órgano, como un riñón, por ejemplo.
Resulta que está cobrando auge la industria de las impresoras 3D que nacieron en la década de los 80´s, pero como muchos otros inventos se quedaron archivados, como fue el caso de las cámaras digitales que inventó Kodak y que fueron como una especie de Frankenstein para esa otrora poderosa empresa de la fotografía convencional.
Hoy, las impresoras 3D están causando sensación y revolucionando la industria de la impresión.
Resulta que ya se puede imprimir cualquier cosa a distancia en ese tipo de impresoras que realmente me impresionan, valga la redundancia.
Es decir, usted le puede enviar a su familia un objeto cualquiera por Internet y, si cuenta con una impresora 3D lo podrá imprimir en una especie de plástico especial, exactamente como es.
Luego lo podrá utilizar como una réplica exacta de lo que le enviaron.
Pero lo más impresionante es que el Instituto de Regeneración Médica de la Universidad de Wake Forest y algunas empresas como Organovo, del vecino país del norte, realizan experimentos con tecnología 3D para imprimir ¡órganos humanos!, en algo que ya se conoce como la bioimpresión.
¿Impresionante no?
O sea que no andaba tan errado en aquello de que algún día podríamos comprar, así como una refacción para nuestros vehículos, una parte para nuestros cuerpos.
En este caso, por medio de las impresoras 3D.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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