Alguna vez preguntaba en este espacio al abordar el tema del asesinato de Luis Donaldo Colosio que si era más penado disparar un arma y asesinar a una persona o simplemente la portación de la misma, porque la PGR atrajo el caso bajo el argumento que el revólver 38, marca Taurus, de fabricación brasileña, con el que Mario Aburto le disparó al ex candidato presidencial, era de uso exclusivo del Ejército.
A mi pobre entender, debía ser un agente del Ministerio Público del Fuero Común de Tijuana el que debería haber llevado a cabo las diligencias del caso, pues habían asesinado a una persona que no era servidor público federal, sino simple y llanamente un candidato presidencial.
Pero bueno ese no es el tema.
Ahora pregunto: ¿Qué debe ser más penado: la corrupción o el espionaje telefónico?
Tal vez los dos, pero no hay que olvidar que sobre el espionaje telefónico ya hay una norma legal que autoriza a la autoridad respectiva, a intervenir teléfonos particulares cuando así lo amerite el caso.
Y alguien dirá que también sobre la corrupción gubernamental ya hay sanciones, pero la triste realidad es que aquí en este país somos campeones en la materia y si no allí están los ejemplos de los ex gobernadores y de algunos ex servidores públicos de sexenios pasados.
El tema viene a colación porque leo que el coordinador de la bancada del PAN en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, Luis Alberto Villarreal, se mostró como verdadera fiera al defender a su compañero de bancada, Jorge Villalobos de los señalamientos que se le hicieron a través de un diario de circulación nacional, relacionadas con la actitud de este legislador federal con respecto a su poderío para nombrar a servidores públicos federales, en la dirigencia nacional del PAN y en la Secretaría de Hacienda.
El citado diario publicó unas conversaciones telefónicas del diputado Villalobos, haciendo alarde de su influyentismo y de sus palancas para otorgar y quitar cargos públicos federales en el sexenio pasado.
Eso molestó al coordinador de la bancada panista quien dijo que debería investigarse quién o quiénes lo grabaron y con qué malas intenciones lo hicieron.
¡Pobrecito!
Pero de la actitud corrupta de su correligionario en la Cámara de Diputados, a quien se le atribuye, según la investigación periodística, una fortuna de varias cifras, lograda de su actividad como servidor público, no dijo ni pío.
Dijo que la intención, como todos los políticos argumentan en estos casos, era afectar la imagen de Jorge Villalobos.
¡Sí, Chuy!
Igual que la de Granier, la de Femat y toda esa fauna de ¿políticos?, que se han enriquecido a costa del erario en sus tres niveles.
Por cierto dice Graco Ramírez, gobernador de Morelos que no ha acusado al ex gobernador panista Marco Antonio Adame del presunto desvío de 2 mil millones de pesos de las arcas estatales, porque no tiene pruebas directas que lo involucren.
¡Cuánto cinismo!
¿Dónde andas José López Portillo?
La lectura es vida, lo demás...es lo de menos...hzr@prodigy.net.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario