Hace
unos días, los vecinos de uno de los barrios de esta capital, se sobresaltaron
al ver una gran cantidad de patrullas y elementos de diferentes corporaciones
policíacas de nivel federal.
Lo
primero que pensaron fue que se trataba de un operativo para capturar a algún
narcotraficante o a algunos secuestradores.
O
que en esos momentos alguno de los vecinos había llamado al número de emergencias
para reportar algún incidente.
Pero
no.
Resulta
que todos aquellos elementos policíacos que habían llegado a bordo de varias
patrullas, llevaban la encomienda de decomisar ¡una máquina tragamonedas! que
se ubicaba afuera de una pequeña tienda de abarrotes.
La
operación de aquella máquina del diablo,
era ilegal y por lo tanto debía ser confiscada por las autoridades.
¿Sólo
una maquinita?
¿Mover
tanto elemento de seguridad para decomisar ¡una sola maquinita!?
Nadie
por encima de la ley.
¡Sí,
Chuy!
¿Y
los grandes centros de apuestas que tienen cientos de maquinitas y que operan,
muchos de ellos con licencias o autorizaciones falsas?
Hace
días se dijo que se realizarían operativos para revisar cómo están operando.
¡Ah
esos son intocables!
¿Pues
no que en este país no existen?
Poderoso
caballero es don dinero.
Regularmente
quienes manejan los mal llamados casinos, son gente muy poderosa o con palancas
en los altos niveles del gobierno federal.
De
hecho, la operación de esos centros de apuestas no es del todo legal porque no
se ha modificado la ley que los prohíbe.
Hubo
un gran debate nacional sobre el tema a finales del siglo pasado, pero no hubo
acuerdos al respecto.
Después,
se supo que la operación de las casas de apuestas fue autorizada directamente
por el que fuera secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda.
¿Y?
Operativos
como el descrito en este espacio, se realizan en todo el país y cientos o miles
de maquinitas de ese tipo son decomisadas.
No
estoy a favor de que quienes las operan, por lo regular propietarios de
pequeñas tiendas de abarrotes que dan servicio en las colonias de cada ciudad,
porque lo ilegal, no debe permitirse.
Pero
si creo que debe aplicarse la regla de todos coludos o todos rabones.
¿No
cree usted?
La
lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario