“He
perdonado porque no quiero la muerte de ninguno de los asesinos de mi hijo. Les
he regalado sus vidas a través de la justicia. En términos espirituales, hay
algo más: el deseo de que ellos encuentren, en la conciencia de su acto, el
dolor del corazón que les permitiría superar la dignidad de sus vidas, el amor
que extraviaron”, dice el poeta Javier Sicilia.
Uno
de sus hijos fue asesinado junto con otros jóvenes allá en Morelos, hace poco
más de 2 años.
Desde
entonces, el poeta y escritor, abanderó un movimiento pacifista que ha recorrido
el país y ha trascendido fronteras.
Y
renunció a hacer más poesía.
¿Se
puede perdonar?
¿Se
debe perdonar?
Claro
que hay muchos tipos de perdón.
Jesús,
a punto de expirar crucificado, le pidió a su padre Dios que perdonara a
quienes le hicieron daño porque no sabían lo que hicieron.
Y
además durante su peregrinaje habló de que había que perdonar setenta veces
siete, es decir, no cansarse de perdonar.
Aunque
hay otros que recomiendan no perdonar.
Se
necesita mucho valor, sin duda alguna, para perdonar una acción criminal como
la que le cambió la vida a Sicilia y a las familias de los otros jóvenes que
fueron ejecutados junto con su hijo.
Y
también, una gran fuerza de voluntad para perdonar, porque lo primero que
siente el ofendido, es el odio y el rencor.
Pero
el odio y el rencor son como una enredadera que trepa el alma y la destruyen.
Y
eso no lo quiere para él, Javier Sicilia.
Tampoco
mi hermana Elvia, pues cuando le pregunté qué pensaba de los sicarios que
mataron a su hijo Luis Enrique, un dentista que a nadie hacia daño y que por el
contrario, solía hacer el bien sin mirar a quién, me dijo que ella también los
perdonaba y le pedía a Dios que los alejara de ese camino de maldad y tragedia.
Lo
que dice Sicilia, exactamente pero con palabras más refinadas.
Dicen
que el sándalo, cuando lo hiere con su hacha el leñador, le obsequia un
agradable y perfumado momento a su verdugo.
¿Por
qué le cortaron la existencia al hijo de Sicilia y a mi sobrino Luis Enrique,
de esa manera tan brutal?
Sólo
quienes lo hicieron lo saben y por ello, Javier dice que desea que encuentren,
en la conciencia de su acto, el dolor del corazón que les permitiría recuperar,
la dignidad de sus vidas, el amor que extraviaron.
¿Cuántas
historias dramáticas habrá detrás de cada uno de esos asesinos?
Porque
no hay que perder de vista que también son seres humanos.
Y
que, en muchos casos, podrían también ser víctimas de sus circunstancias y no
sólo sicarios.
¿Encontrarán
ese amor que extraviaron?
No
será fácil, pero con el perdón otorgado, tal vez lo logren.
Para
que ya no sigan sembrando muerte y destrucción.
Pitaco
rey de Mitilene y quien fue uno de los 7 sabios de Grecia dejó en libertad al
asesino de su hijo, expresando: “El perdón, es mejor que el castigo”.
¿Y
usted, qué piensa?
La
lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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