Es
militante del PRI, pero desde hace poco más de dos décadas ejerce su liderazgo
bajo gobiernos el PRD y aun así, se ha enriquecido como la mayoría de los
líderes sindicales nacionales de este país.
Es
Fernando Espino Arévalo, líder del sindicato que agrupa a los trabajadores del Sistema
de Transporte, llamado Metro, allá en la capital de la república.
Con
el poder de su firma, como dice el comercial aquel, el señor Espino Arévalo se
ha dado el lujo de meter a la nómina del Metro a casi una treintena de
familiares, directos e indirectos y a uno que otro compadre.
Esa
anomalía se acaba de detectar y eso porque un diario capitalino investigó al
respecto y descubrió que este líder abusivo tenía en nómina a su esposa, hija,
hijos, cuñados, hermanos y párele de contar.
Ante
el escandalito, una de sus hijas, que ocupaba un importante puesto dentro de la
estructura administrativa del Metro, ya presentó su renuncia, pero no regresó
todo el dinero que, indebidamente, cobró.
Su
hijo, Fernandito Arévalo Jr., opera uno de los 4 comedores que la empresa
licita para darle de comer a sus trabajadores.
Gurtmex,
que así se llama, ganó la adjudicación directa para formar parte de los
comedores que venden alimentos a los empleados del Metro, pero de tan mala
calidad que ya había varias quejas al respecto.
Tan
sólo el año próximo pasado, la empresa de Fernandito recibió ¡35 millones de
pesos!
¿De
quién serán realmente los otros 3 comedores?
Seguramente
de algún directivo o alto servidor público del Gobierno del Distrito Federal
que también, al igual que el líder sindical del Metro, está haciendo su agosto
todo el año.
Fernando
Arévalo Espino lleva un nivel de vida que no se diferencia mucho del que
exhiben otros líderes corruptos como el senador Carlos Romero Deschamps, líder
nacional de los trabajadores petroleros o la defenestrada Elba Esther Gordillo
Morales.
El
Metro de la ciudad de México, DF, está subsidiado.
En
estos momentos se discute la necesidad de incrementar el costo del boleto por
pasajero porque ya es demasiado el dinero que tiene que inyectarle la Jefatura
de Gobierno, hoy a cargo de don Miguel Angel Mancera, para que pueda operar.
Lo
que se debería hacer es privatizarlo y cobrar una tarifa justa, pero de esa
manera evitar que siga siendo una empresa que sólo sirve para enriquecer al
dirigente sindical, a su familia y a unos cuantos vivales que también hacen de
las suyas con los dineros del Metro.
Según
trascendió, el CEN del PRI le cancelaría sus derechos como militante a Fernando
Espino Arévalo, porque su proceder, mancha el buen nombre de ese partido
político.
Obviamente
que eso no provocará que Espino Arévalo deje de hacer sus pillerías, porque,
incluso, ya fuera del PRI se puede afiliar al PRD y pues así mejor las cosas.
¿Admitirá
ese partido a los rateros?
Es
pregunta.
La
lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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