Dice
el dicho que el que con lumbre se quema,
hasta el jocoque le sopla.
Y
por ello se justificaría, tal vez, que nuestras autoridades extremen
precauciones cuando de extranjeros que ingresas al país, se trata.
Pero
que en materia de migración estemos como en la época de las cavernas, eso si
que es una verdadera pena.
¿Cómo
podemos aspirar a ser un país moderno, si no tenemos voluntad política y menos,
la tienen quienes conllevan más responsabilidad en ello?
El
tema viene a colación porque resulta que leo una información en un diario que
se edita en la capital del país que, al día de la edición el viernes 12 de
julio próximo pasado, una familia siria llevaba 22 días encerrada en los
separos de una estación migratoria, llamada Las Agujas allá en la capital del
país.
Y
todo porque, créalo de verdad, ¡no hay traductor! En el Instituto Nacional de
Migración para atender su caso.
Ha
sido gracias a que una de las integrantes de esa familia árabe conoce un poco
de inglés, que se han podido comunicar y cuentan con un abogado que se interesó
en su caso para ayudarlos.
Me
parece un absurdo que por falta de traductor se tenga a esa familia en una
condición de criminales.
No
creo que lo sean, aunque dice el dicho que caras
vemos, corazones no sabemos.
Lo
que me sorprende es que habiendo en la Internet
tantos traductores, aunque no al 100 por ciento de precisos, que si pueden
sacar de un apuro.
Utilizando
uno de ellos, se podría tener una mejor comunicación entre esa familia siria y
las autoridades del INM.
Pero
el importamadrismo, se impone.
Y
luego nos quejamos por el trato que les dan a nuestros paisanos cuando son
detenidos en busca del llamado American
Way a Life, en el vecino país del norte.
Hace
unos días, el señor presiente Enrique Peña Nieto habló de la modernización del
Instituto Nacional de Migración.
Urge,
pues no podemos ser candil de la calle y
oscuridad de la casa en esa materia.
Hay
un canal de televisión que transmite documentales relacionados con personas que
son detenidas en otros países a los que viajaron en calidad de turistas, y en
algunos casos, son verdaderos dramas los vividos con las autoridades
migratorias.
Vejaciones,
agresiones verbales, incluso físicas, en algunos casos, discriminación,
racismo, tortura sicológica, etcétera, están a la orden del día.
Eso
no debe suceder en México, país que se ha distinguido por ser cálido en la
recepción de refugiados como los de España en su momento, los de Argentina,
Chile o de algunos países centroamericanos.
Así
las cosas, en materia de Migración, hay que ser coches, pero no tan trompudos.
¿No
cree usted?
La
lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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