“ ‘¿Alguna vez ha pensado qué sería de México si lo gobernaran
cómicos?´.
Estaríamos mejor; por lo menos más divertidos que con estos gobernantes que
tenemos y que se andan inventando remates para sus chistes. Estaríamos jodidos
pero más divertidos.
¿Y si México fuera una carpa?
A veces, México es una carpa. En las cámaras hay muchos días en que carpean. Y
hay un elemento (que se apellida Noroña) que es patiño, rematador y ballet de
su propio espacio´.
Lo anterior es parte de una entrevista a Rafael Inclán y a Humberto Elizondo que
publica El Universal con motivo de la
puesta en escena de Entrevista con el
filósofo Portugal, una especie de conferencia en tono de sátira impartida
por un erudito brasileño que revisa las costumbres de los políticos mexicanos.
Inclán, ese actor cómico que vimos lanzado al estrellato en aquellas famosas
películas sobre ficheras con la Sasha Montenegro, la Carmen Salinas, etc., es
el que habla de que si México fuera gobernado por cómicos, estaríamos mejor o
al menos más divertidos.
De hecho hay muchos estados de la república mexicana donde los políticos que
los gobiernan, parecen unos verdaderos payasos, con el debido respeto para
quienes se dedican a este oficio.
Es cierto que en la antigua Roma la consigna de sus gobernantes era ofrecerle
al pueblo, pan y circo, pero aquí por lo regular siempre se les pasa la mano y
nos dan más circo que pan, aunque durante 12 años nos hartamos de este.
Y que conste que no me refiero al partido político, sino a los bolillos, las
conchas y las chilindrinas…
Pero volviendo a lo de que si este país fuera gobernado por cómicos, estaríamos
mejor, tal vez sea cierto.
Lo que si no podemos permitir es que nuestros gobernantes vean su
responsabilidad como una mera vacilada.
Y que nuestros legisladores federales o locales confundan el Congreso con una
carpa de circo.
Necesitamos que se pongan a trabajar sin desmayo en sus tareas que son tan
importantes para el desarrollo y el progreso de México.
Para lo de la risa, tenemos las obras de teatro o espectáculos como el de
Inclán y Elizondo. ¿No cree usted?”.
Esta
columna se publicó el 4 de agosto del 2010.
Y
a poco más de tres años y días, he decido rescatarla porque leo las
declaraciones de David Larible, reconcido como el mejor payaso del mundo luego
de haber ganado el Clown de Oro, que
es el equivalente al Oscar en ese
ámbito del entretenimiento y creo que se relaciona con el tema.
“El
payaso es una abstracción cada noche que se asoma al abismo. No es actor que
repita, sino alguien representándose a sí mismo”, dijo en entrevista con un
diario de cirulacion nacional.
¿Y
lo ridículo?, le pregunta el entrevistador.
“El
ridículo no es lo que hacemos en la pista. El ridículo es lo que hacen los políticos
en los parlamentos de todo el mundo que se burlan de nosotros. A veces me dicen
¿Oye a estos políticos no les caería
bien una nariz roja? Y yo les digo que no porque la nariz roja sólo se la
pueden poner las personas decentes…”
¡Pa´
su mecha!
La lectura es vida, lo demás... es lo de menos...
hzr@prodigy.net.mx
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