No sé si ese ambiente de
violencia que permea en todo el país desde hace varios años, haya influido en
las autoridades de la Secretaría de Educación Pública a la hora de elaborar ese
spot en el que aparece un supuesto profesor, que da la impresión por cierto de
estar metido en una especie de traje de Batman
y a punto de romperse en mil pedazos como sucede con la ropa de Hulk, el hombre verde cuando se enoja.
En dicho spot o anuncio, el rubicundo
docente habla de las bondades de la reforma educativa, pero utiliza una palabra
que, al menos a este modesto escribidor, le parece inadecuada y que bien pudo
haber utilizado otra: armas.
Si el propio gobierno federal
viene luchando por erradicar la violencia, que no da cuartel en todo el país y
en específico en algunas entidades, como Michoacán, tiene una campaña
permanente de despistolización, no me explico cómo a los genios que hicieron el
dichoso anuncio se les ocurrió que el dichoso profesor diga que con la dichosa
reforma educativa, nuestros hijos tendrán ¡las armas! necesarias para enfrentarse
a los retos de la vida.
Es cierto que se trata de un
término coloquial que suele utilizarse con frecuencia en nuestra forma de
expresarnos.
Pero en este caso, considero que
debió de haberse utilizado la palabra herramientas, en lugar de la de armas.
Se trata de hacer conciencia de
la importancia de una buena educación, pero no haciendo una apología subliminal
de la violencia.
Ya con esos más de 100 mil
muertos relacionados con el crimen organizado y los que se sumen esta semana,
basta y sobra.
Y no crea usted que esos detalles
no los observan los niños o jóvenes que escuchan ese tipo de propaganda.
Es más, los alumnos del nivel de
preescolar, están muy despiertos y captan todo.
He aquí un ejemplo:
Oliver, es un sobrino de casi 5
años que suele ir los sábados a mi casa, aprovechando que ese día descanso y le
puedo dedicar algunas horas de atención, aunque a veces se me dificulta porque
tengo que escribir columnas y enviar información a México.
El sábado anterior, cuando
buscábamos en la red algunos juegos infantiles para que se entretuviera, encontramos
uno sobre cazadores de animales.
Son de esos en los que se
utilizan diversas armas, según el gusto de quien lo opere.
Le sugerí a Oliver que podría
jugarlo.
“¿Tati, Vamos a tener que matar animales?”, me preguntó con una
expresión de angustia y desconcierto en su rostro.
La verdad es que me quedé
perplejo y tuve que mentir, diciéndole que más bien de lo que se trataba era de
cazar los animales –aparecía la cornamenta de un venado- pero con armas que
disparaban dardos somníferos y que a los animales que les acertara se quedarían
dormidos un rato y que luego despertarían y la cosa no pasaría a mayores.
Sin embargo, la respuesta no lo
satisfizo del todo y se negó a jugar ese juego, con un gesto de desaprobación.
Y no sé si vio las imágenes de ese par de insensatos que asesinaron hace unos
días un jaguar y hasta se lo comieron y de la periodista que allá en Africa,
mató a un león macho, en un Safari, la semana pasada y que fueron muy
criticados en las redes sociales.
Encontramos entonces otro juego
en el que se trata de darle a una niña que va a ver al dentista, lo que se
necesita para que la atiendan y cuando vio que al abrir ella su boca mostró a
unos bichitos haciendo talacha para
dañarla, que se cepilló los dientes y luego tomó un poco de agua para enjugarse
y arrojarla llena de bichitos al
lavabo, Oliver dijo que el también haría lo mismo y que se lavaría su boca las
veces que fuera necesario para no tener bichitos.
Por ello digo que los niños y
niñas entienden los mensajes y que no debemos utilizar palabras o elementos a
los que se les puede dar otro sentido y menos que estén relacionados con la
violencia.
¿No le parece?
La lectura es vida, lo demás…es
lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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