¿Quiénes son más falsos: el
dinero o los jueces que condenan a quienes tienen la desgracia de realizar
alguna compra con un billete falsificado?
Reconozco que la ley impone
sanciones penales para aquellos que falsifiquen dinero en este país y está muy
bien que así sea para combatir esta variante del crimen organizado.
Pero me parece injusto y así lo
manifesté cuando se modificó la norma jurídica al respecto, que en este asunto,
paguen justos por pecadores.
Como la señora Esperanza Reyes Aguillón,
que fue condenada a purgar seis años en prisión, condenada por haber intentado
pagar con un billete falso de 100 pesos y del que ni ella misma sabía que era
falso, según los abogados defensores.
Según se ha difundido, Esperanza
intentó comprar en una papelería de San Luis Potosí, una libreta para su hija y
quiso pagar con un billete con valor de 100 pesos, pero resultó falso y la
empleada llamó a la policía, cuyos elementos la detuvieron inmediatamente y
luego la entregaron a las autoridades federales.
El proceso de condena fue tan
rápido que en un santiamén la señora Esperanza ingresó a un penal federal de
Tepic, Nayarit y terminó en las mazmorras de la famosa prisión que es las Islas
Marías, a donde se supone que se envían los criminales más temidos de este
país.
El supuesto delito que Esperanza
Reyes Aguilón cometió, fue el de calificación de moneda y colocación de moneda
falsa en el flujo circulante, aunque en realidad ella desconocía que el billete
de 100 pesos fuera falso.
Detectar un billete falso no es
cosa fácil.
Y si bien ahora se cuenta con
herramientas que ayudan a las instituciones bancarias o a las cajeras de las
negociaciones comerciales a detectar los billetes falsos, la realidad es que
los falsificadores trabajan tan bien que para una persona común y corriente, es
difícil detectarlos.
Esperanza ha cumplido ya, cuatro
de los seis años a que fue condenada a prisión.
La Barra de Abogados de México,
el Colegio de Abogados y la Fundación Barra Mexicana, solicitaron al presidente
Enrique Peña Nieto el indulto para doña Esperanza bajo el argumento que se
trata de una verdadera injusticia.
Hace unas semanas, el presidente
Peña Nieto concedió el indulto al profesor Alberto Patishtan, originario de
Oaxaca y a quien se acusó injustamente de ser partícipe en una emboscada y
muerte de una media docena de agentes federales.
En este espacio alguna vez le
hablé de unas mujeres que en Nayarit, precisamente, fueron encarceladas por la
venta de unos cuantos kilos de camarones aparentemente en veda, aunque se demostró
que eran de granja y no de alta mar o como la de las mujeres indígenas que
fueron acusadas de encañonar y dizque secuestrar a media docena de agentes
federales y de otros casos en los que se cometen injusticias atroces con
aquellos que no tienen la manera de defenderse ni el dinero suficiente para
comprar a la justicia, como suele ocurrir en muchos casos.
Me da vergüenza saber que
mientras que a la señora Esperanza Reyes Aguillón se le refundió en la cárcel
con todo el peso de la ley, a muchos políticos depredadores del presupuesto y a
defraudadores fiscales que cometen delitos por muchos millones de pesos, no se
les pueda aplicar la ley o bien se les acuse por delitos menores para no ser
tan perjudicados, cuando la realidad es que merecerían estar por siempre tras
las rejas.
Si yo fuera el presidente Enrique
Peña Nieto, no esperaría ni un segundo en concederle el indulto a doña
Esperanza, quien haciendo honor a su nombre y pese al drama que vive, no la ha
perdido, hasta ahora confiando en el imperio de la ley.
La lectura es vida, lo demás… es
lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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