A un lector joven de este modesto
espacio no le diría nada el nombre de Erick Lawson y, lo más seguro, es que personas
que ya anden arañando el medio siglo de vida, tampoco lo identifiquen.
Es más, a fuerza de ser sinceros,
ni yo mismo, si me hubieran preguntado hasta antes del pasado lunes 27 de
enero, quién era Erick Lawson, hubiera sabido de quién se trataba.
Ahora lo sé porque leí sobre su
muerte ese día, a los 72 años de edad.
Es algo así como cuando de
repente le preguntan a uno que si se enteró del fallecimiento de fulano de tal,
sin citar el alias con el que se le conocía y se queda uno con cara de what,
porque a muchas personas las conocemos más por el sobrenombre, que por el
nombre.
Volviendo a Erick Lawson, le diré
que este personaje fue actor de Hollywood.
Y aunque no fue una gran figura
del celuloide o de la televisión, millones de personas lo conocimos como el
vaquero aquel de los comerciales de los cigarrillos Marlboro que estuvieron muy de moda en la década de los 70´s.
Los spots, además de las bellezas
naturales que en ellos se incluían, llamaban la atención por el fondo musical,
que es autoría de Elmert Bernstein, popularizado por directores de orquesta
como Frank Pourcel y Hugo Montenegro y que fue la banda sonora de aquella
famosa película, titulada Los Siete Magníficos,
un clásico western de 1960 con las extraordinarias actuaciones de los actores,
Yul Brynner, Steve McQueen, Charles Bronson, James Coburn, Horst Buchholz,
Robert Waughn, Eli Wallach y Brad Dexter y, en un papel secundario, el primer
actor, de origen duranguense, Jorge Martínez de Hoyos.
Erick Lawson fue la imagen de
aquel vaquero que en aquellos spots fumaba cigarrillos de la marca Marlboro de 1978 a 1981, pero aquí en
México lo seguimos viendo años después, hasta que se canceló la publicidad en
TV de los cigarros.
Quise hablar del tema, por dos
cosas: una relacionada con otro personaje que vive en el Valle de Santo Domingo
y que, según contó alguna vez, hubo intentos de contratarlo para actuar en ese
comercial: Santiago Pelayo López, mejor conocido como el JoJó.
Santiago tenía un extraordinario
parecido con Erick Lawson e incluso algunas personas que no lo conocían, llegaron
a pensar, cuando se lo topaban, que era el actor norteamericano.
Hay una gran cantidad de
anécdotas del desinhibido agricultor, quien incluso tuvo un papel fugaz en la
película El Tahur que estelarizó su
amigo personal Vicente Fernández, quien en una entrevista que le hicieron una
ocasión en que vino a BCS, dijo que cuando llegaba a estas tierras y escuchaba la
estruendosa risa Jo, jo, jo, jo, no era Santa Claus sino su amigo Santiago.
En el Valle de Santo Domingo se
hizo famoso también porque jugaba competencias con el ingeniero Rodolfo El Guajo Bancalari a ver quién emitía más
cheques electorales.
¡Sí, porque siempre votaban en
los bancos al querer cobrarlos!
Un día fue a buscarlo a su rancho,
un actuario acompañado de los representantes de una empresa a la que el JoJo
les adeudaba una cierta cantidad de dinero desde hacía mucho tiempo y en cuanto
lo vio, el funcionario judicial le dijo: “Venimos a embargarlo”.
“Pues será de felicidad, porque
no tengo ni en qué caerme muerto”, les dijo.
No sé si Santiago haya sido el primero
y el único que le palmeó, al saludarlo, con mucha fuerza la espalda al entonces
presidente de México, José López Portillo y Pacheco una ocasión en que fue a
visitarlo a Los Pinos acompañando al Búffalo
mayor, Salomón Faz Sánchez y a Alfredo Polanco Holguín, dirigentes, nacional y
estatal de los Pequeños Propietarios.
Fue tan fuerte el palmeo que el
ex mandatario tosió y nomás dijo: ¡Eh, cuidado muchachito!
Finalmente, le diré que Erick
Lwason murió víctima de la llamada Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica,
EPOC, que se presenta por el humo del tabaco.
Es decir, aquello que le dio fama
y dinero a Lawson, finalmente también le provocó la muerte.
Y si usted es un fumador
empedernido, pues ya sabe lo que le espera.
Incluso, si es fumador pasivo y
no activo, es decir que sólo inhala el humo del cigarrillo de algún compañero
de trabajo o de farras.
¡Aguas!
La lectura es vida, lo demás…es
lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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