Cuando
mi padre escuchaba la música escandalosa que a mi me gustaba de la década de
los 70`s, me sugería que mejor escuchara música más decente, como la de tríos o
de las grandes bandas que a él le tocó escuchar.
En
realidad no era tan escandalosa pues eran más bien las baladas, en inglés o
español, de moda, nada que ver con el heavy metal o algún otro género ruidoso.
En
aquella etapa de mi existencia presté oídos sordos a sus comentarios, una
actitud propia de la edad en que todo lo bueno que le dicen los padres a uno, le
entre por una oreja y le sale por la otra aunque eso sí, le reconozco que me
introdujo al mundo de la lectura y se lo he agradecido toda mi vida.
El
tema viene a colación porque desde hace unos 15 años que se vienen explotando
nuevos géneros, subgéneros o ritmos musicales, específicamente los relacionados
con la juventud de ahora y me da la impresión de que más que calidad, hay
cantidad.
Que
una gran mayoría de las y los cantantes de ahora buscan labrar su popularidad
en base a escándalos de todo tipo, más que en la calidad de su música y sus
interpretaciones.
Allí
están los casos de Madonna, Lady Gaga, Britney Spears, Lindsay Lohan, Christina
Aguilera, Justin Bieber, Ammy Winhouse+, Miley Cyrus, Selena Gómez, Rihanna, Christian Castro y
una larga lista.
El
pasado 7 de febrero, se cumplieron los primeros 50 años de la llegada a los
Estados Unidos de América de los Beatles, el grupo musical más famoso del mundo.
La
mayoría de los comentarios que se hicieron en torno al suceso, coincidieron en
que la calidad musical e interpretativa del cuarteto de Liverpool, estaba
marcando una nueva era en la música del universo.
Y
de los famosos Beatles se podrán decir muchas cosas negativas, pero creo que
nadie en su sano juicio, pondría en duda su calidad como exponentes de un género
musical que conquistó y sigue conquistando generaciones.
Incluso,
el hecho de haber aceptado la sugerencia del icónico Bob Dylan, sobre el
contenido de sus canciones, provoco una positiva mejoría en la calidad musical
del grupo británico.
Ahora
con esto de las famosas redes sociales y la tecnología de las comunicaciones,
hay una manera de interactuar y estar en contacto más directo entre el artista
y los fanáticos.
Y
en las actitudes llamativas, declaraciones altisonantes, escenas candentes e
incluso, en las groserías y el lenguaje procaz, muchos artistas han encontrado
un nicho que los mantiene en el ambiente de la música en la mayoría de los países
del mundo.
Parece
ser que entre más extravagante sea la actitud y entre más cosas extrañas y
alocadas, se hagan, más crece la fama.
Pero,
yo creo y es mi muy modesta opinión, que deberían esas figuras del ambiente
artístico, especialmente de la música, buscar el perfeccionamiento de su
capacidad interpretativa y su talento para ser mejores, sin caer, a veces hasta
en lo grotesco.
Deben
entender que no son artistas de circos.
En
estos, se justifica que haya actos sorprendentes y a veces hasta fuera de lo
normal, pero no en quienes están ligados a la música.
El
rechazo popular que se dio en Colombia al nuevo video que interpretan Shaquira
y Rihanna por considerarlo de mal gusto con una elevada carga erótica (hasta
Piqué el marido de la colombiana se puso celoso), es una muestra de que no necesariamente,
se tiene que recurrir a ese tipo de actitudes para ganar popularidad y rating.
Y
no es que las y los colombianos se asusten de lo que se ve en el video, ¿pero
qué necesidad hay de ir a esos extremos?
¿No
le parece?
La
lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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