No es envidia ni nada parecido,
sino que así como nuestros representantes populares federales se divierten de
lo lindo en eso de la celebración de sus reuniones plenarias, me gustaría que
trabajaran a lo largo del año en el Congreso de la Unión.
Si usted lee las noticias con
relación a lo que hicieron previo al inicio del nuevo Periodo Ordinario de
Sesiones de las dos Cámaras del Congreso Federal, se sorprenderá de lo bien que
la pasaron todos.
Las y los senadores del Partido
Revolucionario Institucional se fueron a Mérida, Yucatán a comer panuchos,
cochinita pibil y faisán. Es casi seguro que el coordinador de la bancada,
Emilio Gamboa haya movido todas sus influencias para que en su tierra natal se
llevara a cabo esa Reunión Plenaria, a la que asistió, según lo divulgó él
mismo, el senador sudcaliforniano, Ricardo Barroso.
Las y los senadores del Partido
Acción Nacional decidieron ir a comer y disfrutar de los ates de Morelia e
incluso el coordinador de la bancada, José Luis Preciado Rodríguez se apuntó la
vacilada de armar un tour por la llamada tierra caliente de la geografía
michoacana como si esa zona no estuviera convertida en un verdadero polvorín,
pero se suspendió, finalmente.
Por su parte, las y los diputados
federales del Partido de la Revolución Democrática se fueron a Acapulco a
conocer la tierra del cómico el Costeño
y a disfrutar del clima soleado y con buena temperatura que estos días de
intenso frío en otras zonas del país, prevaleció en ese famoso centro turístico
de rango internacional.
Como ya ha sucedido en otras
ocasiones previo al inicio de las actividades legislativas en el Congreso de la
Unión, las y los legisladores federales gozaron de buena cama, buena comida y
buena diversión, lo que sin duda alguna los relajará para que llegaran con
mucho entusiasmo a sus curules y escaños a cumplir con el deber que la
ciudadanía les otorgó en las urnas.
¿Cuánto costarán estas famosas
Reuniones Plenarias?
No se sabe a ciencia cierta, pero
de que las cifras alcanzan varios ceros ni quien lo dude, pues nuestros
flamantes representantes populares están acostumbrados a lo bueno y sin
importar lo que cueste que al fin y al cabo ellos no lo pagan de su bolsillo.
Pero incluso, no habría
reproches, si las diputadas y diputados federales y las senadoras y senadores
de la república, hicieran bien su trabajo y practicaran menos el llamado
turismo legislativo que también representa un enorme gasto para el Congreso
Federal y que en realidad en nada nos beneficia a quienes con nuestros
impuestos, pagamos los sueldos y demás gastos del Poder Ejecutivo.
Según una evaluación del Poder
Legislativo en varios países, el nuestro es de los que registran menos
actividades a lo largo del año y si bien nuestras legisladoras y legisladores
argumentan que hay ocasiones en que ni siquiera a dormir van, eso ocurre cuando
se someten al Pleno iniciativas para las que no es tan fácil que se dé el
consenso mayoritario sin problemas, lo cual no ocurre todos los días.
Alguien dirá que debido a que
salvo los legisladores y legisladoras que viven en el DF, los demás tienen que
realizar fuertes gastos en pago de hoteles, consumo en restaurantes,
planchadurías, etcétera, es que reciben un súper sueldo comparado con el que
recibimos la mayoría de los habitantes de este país.
Pero ahora con eso de las
tecnologías tan avanzas, insisto en que podrían permanecer en sus lugares de
origen desde allí, participar y votar, sin necesidad de tener que estar
viajando tan frecuentemente a la capital del país.
¿Un Congreso virtual?
Podría ser una buena opción para
los tiempos que hoy vivimos.
Además, de esa manera, habría un
ahorro sustancial en el gasto del Poder Legislativo Federal.
¿No le parece?
La lectura es vida, lo demás…es
lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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